La sangre debía ser derramada. No existe en la escritura indicación alguna de “guardar la sangre”, como reliquia o artículo religioso. Sigamos considerando algunas cosas que la Palabra de Dios nos enseña al respecto.

“La sangre preciosa de Cristo” 1 Pedro 1:17.

Aunque en Levítico 11 se incluían algunas leyes con relación a alimentos, el tema de no comer sangre revestía especial importancia (Levítico 19:26; Hechos 15:20). También se enfatiza el hecho de que la sangre debe ser derramada. ¿Porqué Dios hizo tanto hincapié en esto?

(1) Por su valor inherente en la conservación de la vida: “Porque la vida de toda carne (o criatura) es su sangre” (vv. 11, 14). Dios fue muy celoso con esto, incluso antes de que un animal limpio fuera comido, la sangre debía ser drenada de él, derramada y cubierta con tierra pues la vida está en la sangre (Génesis 9:4, Levítico 3:17, 17:12).

(2) Para evitar la crueldad innecesaria hacia los seres vivos. Mucha gente cazaba ciertos animales con el único fin de comer su sangre o usarla en ritos religiosos paganos. En lugar de eso, quien cazare un animal debía derramar su sangre en la tierra (v. 13; Deuteronomio 12:16).

(3) Por la importancia de la sangre en el culto y su papel fundamental en la salvación de todos los que se acercan al Señor. Dios quería que su pueblo comprendiera la singular función de la sangre en la remisión de los pecados (v. 11; Hebreos 9:22). En la expiación, una muestra pequeña de esa sangre ser rociada sobre el propiciatorio como indicación de que inequívocamente un sacrificio había sido hecho y una vida había sido derramada. La sangre era presentada delante de Dios como testimonio del sacrificio recién llevado a cabo y el remanente era derramado: “derramará el resto de la sangre” (Éxodo 29:1; Levítico 4:7, 18, 25, 30, 34). Anticipando el sacrificio de Cristo, en la ordenanza del Levítico se nos enseña que la sangre del sacrificio debía ser traída a la puerta del tabernáculo, ser rociada y derramada sobre el altar. Asimismo, Cristo presentó su propia sangre, la que fue derramada en el altar de la cruz por nuestros pecados. Su vida por nuestra vida.

La teología cristiana es una teología de sangre. Cualquier teología que ignora o minimiza la sangre no está fundada en la Palabra de Dios. Hemos considerado brevemente algunos aspectos relacionados con la sangre y la importancia que Dios le da en su Palabra. Resumiendo, en la sangre está la vida y el derramamiento de sangre representa la entrega de una vida. La sangre debe ser derramada. También, la sangre debe ser respetada y no banalizada pues así como la vida le pertenece a Dios, ante la muerte de un ser vivo debemos guardar reverente respeto por la sangre que, al dejar el cuerpo inerte, representa esa vida que ha dejado de ser en este mundo. Finamente, sangre derramada nos recuerda permanentemente la entrega de una vida por otra, sangre derramada nos anuncia aquella preciosa sangre que fue derramada, “la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” con la cual fuimos rescatados (1 Pedro 1:18-19). ¿Qué piensa el lector cuando ve sangre? Que le recuerde la vida entregada del Hijo de Dios, quien murió en la cruz del Calvario en nuestro lugar. –rc

Lectura Diaria:
Josué 20-21 [leer]
/Isaías 14 [leer]
/1 Tesalonicenses 5 [leer]