¿Sabes perdonar? Muchos esperan que Dios les perdone sin que estén dispuestos a hacerlo ellos mismos. Saber perdonar es la clave para vivir en paz y tener comunión con Él

 

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”. Hebreos 12:14-15.

 

En un libro sobre el tema del perdón, el autor dijo que la razón principal para practicar el perdón no es para que nos sintamos bien. Antes bien, quien busca el perdón y sabe perdonar glorifica a Dios y de esta manera se asemeja al carácter de Él. ¿Dónde estaríamos nosotros si Dios no fuera misericordioso y perdonador? Las Escrituras enseñan sobre la necesidad de perdonar. En la oración modelo que Jesús enseñó a sus discípulos, les instruyó a decir a Dios, “perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores” Mateo 6:12. Si va a pedir a Dios que le perdone, tiene que estar dispuesto de perdonar también. Jesús destacó lo inútil de pedir perdón si no está perdonando a los demás pues “si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” Mateo 6:15. A menudo cuando alguien nos ofende, evitamos a la persona y saboreamos el rencor como un dulce en la boca. Pero las consecuencias de esta actitud resultan peores que el dolor sentido en primer lugar.

 

Es imposible mantener una relación amistosa con otro si hay alguna raíz de amargura. Pablo llamó a los efesios a andar “con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor” Efesios 4:2. Para cumplir con esta exhortación, es necesario perdonar. Es imposible conversar sobre temas beneficiosos si hay enojo de por medio. El no perdonar crea un ambiente malsano y tenso.

 

No estar dispuesto a perdonar impide la práctica de la oración. Jesús dijo que si traía su ofrenda al altar y “allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” Mateo 5:23-24. El no perdonar también afecta el testimonio que debe tener el creyente en Cristo. ¿Cómo puede uno hablar del amor de Dios y su perdón si en la práctica no sabe hacerlo? Además, todo esto impide la comunión con Dios. Estar en comunión con Él significa tener intereses y temas en común. ¿Acaso Dios comparte con uno el pecado de no perdonar? ¡Fuera tal pensamiento! No tener comunión con Dios inhibe el crecimiento espiritual. El texto de cabecera indica el camino a seguir: “Seguid la paz con todos, y la santidad,… Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios…” Se pagan serias consecuencias cuando uno no perdona. No es posible tener una buena conciencia delante de Dios y menos tener comunión con Él. –daj

 

Lectura Diaria:
Éxodo 40:1-38 [leer]
/Salmos 94:1-95:11 [leer]
/Hechos 24:1-23 [leer]