Vemos en la historia personal de Abraham que él recuerda las decisiones importantes que ha tenido que tomar cuando Dios le ha requerido, y que ha actuado siempre en consecuencia confiando en lo que le ha sido prometido. Sigamos considerando sus pruebas.

“Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios” Santiago 2:23

En el gran contexto de su vida Abraham sabe y cree que Dios hará de él una gran nación. También sabe que la primera vez que Dios le llamó, le pidió que saliera de donde estaba y se encaminara hacia un lugar que luego le mostraría. Sin requerir ni necesitar más detalle, ha obedecido y visto que Dios siempre ha estado con él, que nunca le ha abandonado y que hasta ahora ha sido fiel a sus promesas.

Es así como llegamos a una prueba bastante más cercana cuando ocurre el conflicto entre su hijo Ismael –cuya madre es la esclava egipcia Agar– con su otro hijo Isaac, cuya madre es su esposa Sara (Génesis 21). Lo anterior termina con Abraham echando a Agar e Ismael al desierto. No obstante, antes de que eso se lleve a cabo Dios asegura a Abraham que Ismael y su madre han de ser protegidos y que este hijo suyo también será padre de una gran nación (v. 11). Otra vez una promesa contra toda lógica a la cual, sin embargo, Abraham echa mano despachando al niño y a su madre al cuidado de Dios. Más aun, se levanta “muy de mañana” para dar curso a los hechos (v. 14). Con todo lo anterior como experiencia atesorada en años de fe en Dios, llegamos al capítulo 22 del Génesis con un Abraham que sabe y que ha aprendido que todo lo que tiene que hacer es confiar y obedecer, que de alguna manera Dios arreglará la situación o problema en el cual se encuentra por causa de Su voluntad.

Sin embargo, hay aún otro elemento a considerar en la confianza que Abraham tiene en las promesas de su Dios.

Abraham supo reconocer la forma en la que Dios le llamaba a salir a un lugar no conocido para él pidiéndole un acto de fe que en este caso implicaba llevar a Isaac al sacrificio. Pero además, Abraham supo que el carácter fiel de Dios significaba que El no rompería sus promesas. Efectivamente, la Biblia también nos enseña que es imposible que Dios mienta (Hebreos 6:18, Tito 1:2). Años antes Dios había dicho a Abraham en visión de noche (Génesis 15): “No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande. Y respondió Abram: señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?… mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa” (v. 1-3). Dios le responde: “No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia” (v. 4-6). “En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra” (v. 18). Fijémonos bien, en Génesis 15 Dios habla a Abraham en un sueño, luego el pacto depende de Dios. El pacto no incluye promesa alguna de parte de Abraham. Dios lo hace y ratifica unilateralmente, porque así lo quiere. Así, el padre de los creyentes puede estar seguro de que en esta nueva prueba que su Dios pone por delante de él, algo especial sucederá. Dios tiene un propósito y este propósito depende para su cumplimiento sólo de Dios. Abraham está listo para salir a donde Dios le pida, para hacer lo que Dios le pida.

En este punto caben algunas preguntas: ¿Cómo ha sido la experiencia del lector cuando recuerda los caminos por donde ha transitado en su vida? ¿Ha hecho su vida aparte y lejos de Dios, confiando en el azar, en “la suerte”, en “el destino”? El creyente, cual hijo espiritual de Abraham tiene en quien confiar desde el momento en que recibe a Cristo como su salvador. Jesús dijo “yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Juan 14:9). Pablo nos recuerda: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Pero de los que no son salvos la Biblia nos dice que están “sin Cristo… ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12). Crea en Cristo ahora. rc

Lectura Diaria:
1 Cronicas 7 [leer]
/Ezequiel 10 [leer]
/Juan 2:23-3:21 [leer]