El caso de Lea, esposa de Jacob, evoca tristeza en muchos pues buscaba ser amada de su marido. Lea de los nombres especiales que puso a sus hijos.
“Esta vez alabaré a Jehová” Génesis 29:35

Una de las figuras que evoca simpatía en muchos lectores de la Biblia es Lea, hija mayor de Labán. Jacob se había enamorado de Raquel, la hija menor y sirvió siete años para poder casarse con ella. Llegado el momento para recibir a su esposa, Labán el padre le entregó a Lea y no a Raquel. “Venida la mañana,… Jacob dijo a Labán: ¿Qué es esto que me has hecho? ¿No te he servido por Raquel? ¿Por qué, pues, me has engañado?” (Génesis 29:25). Con desfachatez Labán adujo que las costumbres de por allí eran diferentes: “No se hace así en nuestro lugar, que se dé la menor antes de la mayor” (v.26). Jacob se comprometió a servir otros siete años para conseguir a Raquel aunque Labán después de una semana, “le dio a Raquel su hija por mujer” (v.28). Desafortunadamente para Lea, Jacob solamente tenía ojos por Raquel. Desde ya, faltaron los ingredientes para una coexistencia pacífica en el hogar. Sin embargo, Lea le dio a Jacob más hijos que Raquel.

De lo físico de ambas, la Biblia destaca que “los ojos de Lea eran delicados (o débiles), pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer” (Génesis 29:17). ¿Cómo se habrá sentido Lea, casada con un hombre que no la escogió y que en realidad no le amaba? Es muy doloroso sentir el rechazo de parte de los que deben demostrar afecto. ¿Cuántos de los conocidos nuestros viven en una relación carente de afecto? Del caso de Lea podemos saber que su sufrimiento no pasó desapercibido pues “vio Jehová que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril” (Génesis 29:31). Dios miró dentro del corazón adolorido de Lea y le dio un hijo para darle un motivo de alegría. Jacob no la tomaba en cuenta pero Lea era preciosa para Dios. Así que, quienes sufran de falta de cariño en su vida pueden animarse al saber que Dios sabe de su situación.

Lea dio tres hijos a Jacob pensando que con ellos obtendría el amor de Jacob, “ahora esta vez se unirá mi marido conmigo, porque le he dado a luz tres hijos; por tanto, llamó su nombre Leví” (v.34). Cada nombre que puso a los hijos revela su afán de ser amada. Rubén, el primer nacido significa “he aquí un hijo” y alabó a Dios por haberle mirado favorablemente. Simeón significa “escuchar” pues concluyó que Dios le había escuchado. Leví revela su anhelo más profundo, pues significa “Juntarse” anticipando que Jacob buscaría su compañía. Lo interesante es que la Biblia no menciona ningún comentario sobre los nombres de parte de Jacob. El cuarto hijo Judá significa “alabanza” y hubo un cambio en el corazón de Lea, “concibió otra vez,… y dijo: Esta vez alabaré a Jehová; por esto llamó su nombre Judá; y dejó de dar a luz” (v.35). Lea se dio cuenta que no podía conseguir el afecto de Jacob, y descartó tal opción. Fue una mujer práctica y decidió buscar a Dios para alabarle. Antes había pretendido hallar en Jacob la compañía y el consuelo que necesitaba. Ahora dice “Esta vez alabaré a Jehová” así que, cambiando su modo de ver las cosas agradeció a Dios por su bondad para con ella. Fijémonos que iba a ser a través de la línea de Judá que llegaría Jesús el Salvador.

Lea dio un paso hacia adelante con el nacimiento de Judá y el mundo entero fue bendecido por Cristo quien vino de la familia de Judá. Hay bendición cuando cambiamos nuestro enfoque y buscamos a Dios para alabarle, en vez de revolvernos en la desilusión y la amargura. Aprendamos de esta mujer que fue fiel a su marido aun cuando este no le correspondió como debía. –daj/rc

Lectura Diaria:
Jueces 8:1-35 [leer]
/Isaías 29:1-24 [leer]
/1 Corintios 8:1-13 [leer]