Todos hemos tenido la ingrata experiencia de recibir una promesa de alguien y el individuo no cumple. Deja un gran sentir de desilusión. El Dios nuestro es verdadero y podemos depender de Él. He aquí algunas de las promesas de Él en que podemos confiar.

Todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios.” 2 Corintios 1:20.

Hay abundantes promesas en la Biblia. Nos fijamos siempre en las lindas promesas positivas que salen en el evangelio de Juan, como por ejemplo, “el que cree en  el Hijo, TIENE vida eterna” Juan 3:36. Estas promesas se refieren a recibir una bendición. Sin embargo, hay otras promesas que se refieren a situaciones negativas de las cuales somos protegidas. Todas son igualmente lindas promesas. He aquí ocho de ellas.

–1. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, NO SE PIERDA, mas tenga vida eterna” Juan 3:16. –2. “El que bebiere del agua que yo le daré, NO TENDRÁ SED JAMÁS” Juan 4:14. –3. “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y NO VENDRÁ A CONDENACIÓN, mas ha pasado de muerte a vida” Juan 5:24. –4 y 5. “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, NUNCA TENDRÁ HAMBRE; y el que en mí cree, NO TENDRÁ SED JAMÁS” Juan 6:35. –6. “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, NO ANDARÁ EN TINIEBLAS, sino que tendrá la luz de la vida”  Juan 8:12. –7. “Yo les doy vida eterna; y NO PERECERÁN JAMÁS, ni nadie las arrebatará de mi mano” Juan 10:28. – 8. “Todo aquel que vive y cree en mí, NO MORIRÁ ETERNAMENTE. ¿Crees esto?” Juan 11:26.

Las promesas que Dios hace son todas Si y Amén, es decir, son verdaderas y se cumplen. El Señor Jesús utiliza a los salvados como siervos suyos para articularlas. Lo hacemos a través de la predicación del evangelio. Cuando alguien lo escucha y lo cree, Dios respalda lo dicho por el predicador y cumple su palabra. Por ejemplo, “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” Romanos 10:17. Yo escuché el evangelio de mi madre la noche que me convertí y cuando creí el evangelio explicado por ella, Dios me salvó. Él respaldó la palabra de su sierva. La Biblia dice que “es imposible que Dios mienta,” y por eso, “tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” Hebreos 6:18. Los predicadores explicamos y aplicamos las promesas de Dios dependiendo del Espíritu Santo para aplicarlas. “así, pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios” 2 Corintios 6:1. Así sea.  –daj

 

Lectura Diaria:
Números 11:4-35 [leer]
/Proverbios 9 [leer]
/1 Pedro 1 [leer]