“Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar” Génesis 28:11

Prosiguiendo con su autodeterminación, Jacob decide asentarse transitoriamente en un lugar. No se nos dice nada más aparte de que él encuentra un lugar y decide dormir allí. Además se pone lo más cómodo que puede, tomando de lo que el área le ofrece.  Estos sencillos actos, en sí totalmente legítimos, nos dan cuenta figurativamente de la actitud de cada ser humano con respecto de su vida y su pasar. Sin tomar en cuenta a Dios para las decisiones, el hombre busca el lugar que mejor le parece y se establece. Mejor si el lugar ofrece alguna cosa, por pequeña que sea. Las piedras no son la mejor almohada, pero sirven a Jacob para su propósito y así también en el mundo el hombre cree encontrar elementos que le proporcionan descanso pero que en realidad no sirven para ese efecto. Ya Salomón lo dice: “Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar” (Eclesiastés 1:8).

Así, después de una jornada de varios días Jacob “encuentra un lugar”. Nada es por azar en la vida de Jacob ni en la vida de ningún individuo. Sin duda el especial lugar que encuentra en su camino tampoco lo es. Historiadores nos cuentan que “las piedras de aquel paraje” posiblemente eran lajas de distinto tamaño, algunas de las cuales eran puestas verticalmente por los viajeros como símbolos religiosos paganos. El contraste será notable pues Jacob se encontrará pronto con el verdadero Dios. ¿Está el lector de alguna manera dirigiendo los caminos de su vida sin tomar en cuenta a Dios? ¿Está el lector asentándose en un lugar, cualquiera que este sea, tratando de obtener descanso con lo que ofrece el mundo? De la misma manera en que las piedras no pueden proporcionar un verdadero descanso como almohada, lo que el mundo ofrece tampoco puede satisfacer las necesidad del alma: “(Dios) ha puesto eternidad en el corazón de ellos (los hombres), sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (Eclesiastés 3:11).

La eternidad del corazón no puede saciarse con las piedras de este mundo. Años más adelante, Dios conforta a Moisés diciéndole: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso” (Éxodo 33:14). Eso es otra cosa, la presencia y la compañía del Dios todopoderoso sí produce verdadero descanso. ¿Tiene el lector descanso verdadero? Jacob hace su vida como la hacen todos los seres humanos, lejos de Dios y de su voluntad. Sin embargo, en cualquier parte el Señor utiliza elementos para hablar al corazón del hombre. Su presencia es inescapable: “¿A dónde huiré de tu presencia?” (Salmo 139:7). Jacob encuentra un lugar, pero es el lugar en el que Dios ha decidido hablarle personalmente. ¿En qué lugar se encuentra el lector? Escuche atentamente, pues Dios tiene un mensaje para usted. rc

 

Lectura Diaria:
2 Reyes 13-14:22 [leer]
/Jeremias 49 [leer]
/Hebreos 13:7-25 [leer]