Lea cómot ermina la conmoverdora acerca de los siete soldados rusos condenados a muerte.

“Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca” Romanos 9:15

Un ingeniero finlandés que tenía a su cargo unos soldados que custodiaban a unos presos rusos. Relató una experiencia excepcional cuando un soldado llamado Koskinon confesó ante sus compañeros su conversión a Cristo. Recordó la enseñanza bíblica recibida de su madre y arrepintiéndose, se convirtió en hijo de Dios. El efecto sobre sus compañeros fue palpitante y uno por uno confesaron sus pecados y pedían perdón a Dios. Uno por uno creyeron en Jesús, el Salvador del mundo, el que restaura vidas arruinadas para la gloria del Padre. Sigue el relato: “A las 4 de la mañana todos los camaradas de Koskinon habían seguido su ejemplo y oraban. El cambio de atmósfera era indescriptible: unos prisioneros se hallaban en el suelo, otros sentados sobre su banco; los unos lloraban o sollozaban, los otros conversaban acerca de las cosas espirituales. Nadie tenía una Biblia y, sin embargo, el Espíritu de Dios hablaba. Luego, algunos se acordaron de su familia y la hora que siguió fue dedicada a escribir cartas que contenían confesiones y huellas de lágrimas. Ya estaba apuntando el alba y nadie había dormido un instante”.

“El reloj marcó la 6:00 am. ¡Cuánto deseaba yo obtener gracia para esos prisioneros, pero sabía que no lo conseguiría! Entre dos filas de soldados finlandeses salieron hacia el lugar de la ejecución. Uno de los rusos solicitó la autorización para cantar una vez más el cántico de Koskinon y el oficial se la concedió. Luego pidieron la gracia de morir con el rostro descubierto y la mano levantada hacia el cielo. Entonces entonaron con una voz extraordinariamente poderosa: — Al abrigo en los brazos de Jesús, — Mi alma descansa dulcemente — Oigo la voz de los ángeles que viene hacia mí — A través de los campos de jaspe, — A través del mar de cristal.– Después que la última línea fue cantada, el lugarteniente dio la orden de hacer fuego …. Los siete soldados rusos habían dejado de combatir. Nosotros estábamos todos arrodillados para la oración. No puedo decir qué es lo que pasó en el corazón de todos los presentes, pero sí puedo asegurar que desde aquella hora, yo, un oficial finlandés, soy un hombre cambiado. He encontrado a Cristo por medio de uno de sus discípulos que había caído muy bajo y me he dado cuenta, gracias a él, de que yo también podía pertenecer al Señor.”

El relato del ingeniero finlandés conmueve. Hubiéramos querido que a los nuevos cristianos rusos se les otorgase un perdón para vivir para Cristo. Pero en tiempo de guerra, la misericordia escasea, las reglas del campo de batalla prevalecen, y las órdenes se llevan a cabo. Gracias a Dios que ellos encontraron a Cristo antes que fuera demasiado tarde. Recordamos las palabras de Jeremías 31:13, “Cambiaré su lloro en gozo.” ¿Conoce Ud. a Jesucristo como su Salvador personal? ¿En su boca hay un cántico de alabanza por haber recibido la bendición de ser perdonado y ya hallarse en Él? Así sea. LR/daj

Lectura Diaria:
Génesis 35:1-29 [leer]
/Salmos 7:1-8:9 [leer]
/Mateo 19:16-20:16 [leer]