“El puso su vida por nosotros” 1 Juan 3:16

Ayer veíamos que indiscutiblemente la profecía de Isaías 53 se refiere al Hijo de Dios cual siervo sufriente, perfecto, en su sacrificio por los pecados de los hombres. El sufre al ser cargado con nuestros pecados y sufre la ira y el justo juicio de Dios sobre ese pecado. “Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento” (v. 10). “Por nosotros lo hizo pecado” (2 Corintios 5:21).

En el pasaje, quienes contemplan esta escena reconocen que desde una perspectiva externa, este “varón de dolores” no tiene atractivo (v. 3). Así es también el día de hoy, Cristo no atrae al mundo. La sociedad parece exclamar “¡fuera con éste!” (Lucas 23:18) y pide a cambio algo o alguien que esté más de acuerdo con sus intereses e inclinaciones. También reconocen que menospreciaron y desestimaron a Cristo (v. 3).

Pero llegamos al versículo 4 y leemos: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores…”. En los versos que siguen, los “testigos virtuales” continúan reconociendo que él fue herido por las propias rebeliones y fue “molido” por sus propios pecados. Añaden: “el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (v. 4-5). Hay un asumir casi como un lamento el haber estado equivocados, el haber incomprendido los sufrimientos del salvador, el haberle menospreciado, pero al final, el estar cubiertos y el ser beneficiados por sus sufrimientos. Ha habido un momento de “darse cuenta” de la realidad de la situación personal –descarriados– (v. 6) pero ahora comprenden en verdad qué ha sucedido.

¿Ha tenido el lector su propio momento “ciertamente”? ¿Su propio  momento de encontrarse cara a cara con la realidad y reconocer que los sufrimientos del Hijo de Dios –antes desestimados– fueron a su favor, por sus propios pecados? ¿Su propio momento de haberle reconocido en todo lo que la Escritura nos dice de él, y haberle recibido, haber creído en él? Es este el momento que todo pecador tiene que tener, que todo hombre en sus pecados viviendo su vida cual oveja descarriada, se encuentra con el salvador y le ve como nunca antes le había visto, como el que ha dado su vida en la cruz adjudicándose y pagando por sus pecados, y le recibe creyendo en él. Que todos podamos ver a Jesús como quién realmente es, como el Hijo de Dios que entregó su vida en la cruz por salvarnos: “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros” (1 Juan 3:16). –rc

 

Lectura Diaria:
Génesis 10:1-11:26 [leer]
/Job 13:1-14:22 [leer]
/Mateo 6:19-7:6 [leer]