Ha mucho que aprender en la historia de Lot pues su tío Abraham era un hombre sabio. No quiso problemas y cuando se presentó una pugna entre los pastores de Abraham y los de Lot, el gran hombre de fe actuó con sabiduría. Las palabras del Señor Jesús le caben, “Bienaventurados los pacificadores”.

“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” Mateo 5:9

 

Lot se separó de su tío Abram cuando los ganados de ambos crecieron. Abram no puso obstáculo a Lot en sus esfuerzos empresariales y Lot pudo manejar a sus animales de tal manera que al final, tuvo una buena cantidad de ellos. La misma Biblia indica que “la tierra no bastaba para que habitasen juntos. Sus posesiones eran muchas, y no podían habitar juntos” (Génesis 13:6). Dios había bendecido a Abram y también a Lot. Entender e interpretar la bendición de Dios en la vida de uno significa reconocer la autoridad de Él y serle leal, buscando como mejor agradarle. Significa esforzarse para hacer su voluntad. En el caso de Lot, se presentó un problema.

 

La Biblia dice que “surgió una contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot” (v.7). Abram se preocupó por la situación y es notable la forma conciliadora con que Abram trató a Lot. La Biblia relata: “Entonces Abram dijo a Lot: ‘Por favor, no haya contiendas entre tú y yo, ni entre mis pastores y tus pastores, porque somos parientes. ¿No está delante de ti toda la tierra? Por favor, sepárate de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda’” (vv.8-9). Excelente fue la actitud de Abram, y nos hace pensar en las palabras del Señor Jesús. “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5:9).

 

El mundo conoce mucha tensión hoy día en diferentes frentes. Bombazos en un país, ataques aéreos en otros, se sabe de actos terroristas, hay inquietud entre la población, una nación entra en conflicto con otra. En fin, se multiplican los problemas. El mundo clama por un pacificador como Abram que con sabiduría actuase para solucionar los problemas. Pero el mundo no está por aceptar un proceder basado en la Biblia. Esto requiere humildad y la disposición de perder: “el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Santiago 3:18). Abram fue un pacificador en su trato con Lot. Aprendamos de él. –DAJ

Lectura Diaria:
Deuteronomio 10:12-11:32[leer]
/Cantares 1-2:7 [leer]
/Lucas 9:18-36 [leer]