Lot tuvo oportunidad de escoger un lugar para llevar a su familia, a sus siervos, y su ganado cuando se iba a separar de su tío Abram. La decisión fatídica de Lot se yergue como un gran monumento a cuán necio es pensar egoístamente. De inmediato no sufrió nada pero con el andar del tiempo, Lot se vio dentro de una situación insostenible que Dios mismo no permitió que siguiera.
“El que confía en su propio corazón es necio; Mas el que camina en sabiduría será librado” Proverbios 28:26
El proverbio sugiere que el que confía en Dios se libra de actuar neciamente. El sabio se libra de la tentación, de la vergüenza, y de tomar un camino que conduce al fracaso. Lot confió en lo que sus ojos veían, sin pedir la guía de Dios, y sin tomar en consideración al anciano Abram. ¿A veces actuamos como Lot? Hay personas que han sufrido fracasos en la vida debido a su egoísmo y por seguir su propia opinión cuando fuera contraria a la voluntad de Dios. Ojalá que la historia de Lot sirva de advertencia. Dios dice: “Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos” (Salmo 32:8).
El creyente que depende de Dios dice: “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás. Selah” (Salmo 32:7). La palabra hebrea “Selah” significa silencio, pausar, o hacer una interrupción para meditar. Es un término técnico aplicado a la música y lleva la idea de ensalzar o hacer notar. Aparece setenta y cuatro veces en la Biblia, setenta y una veces en los Salmos y tres veces en el libro de Habacuc. La pausa es para que uno se fije en la letra escrita o cantada. El verso 8 del mismo Salmo 32 dice: “Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar. Sobre ti fijaré mis ojos” ¡Qué linda promesa! ¡Qué grata seguridad!
Para que Dios nos guíe, es necesario estar en contacto con Él. Hay que esperar en Él y dejarle hablar a nuestro corazón. A través de las Escrituras, Dios nos habla. A través de su Hijo Jesucristo, Dios se comunica con nosotros y es el Espíritu Santo en nosotros que administra la gracia necesaria para que se realice lo prometido. Abram fue uno que comprobó la realidad de la promesa, mientras su sobrino Lot hizo todo lo contrario. Lot confió en los dictámenes de su propio corazón. La Biblia sentencia: “El que confía en su propio corazón es necio”. Abram hizo todo lo contrario y de él se puede decir: “Mas el que camina en sabiduría será librado” (Proverbios 28:26). –daj
Lectura Diaria: | ||
Deuteronomio 13-14:21[leer]
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/Cantares 3:6-5:1 [leer]
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/Lucas 10:1-24 [leer]
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