A veces en la vida seleccionamos algo que nos gusta sin pensar en el desastre hacia al cual nos va a llevar. Así ocurrió en la vida Lot. Se expuso a la iniquidad y no tomó Dios en cuenta. Dios, cuya característica especial es la santidad.
“Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro” Génesis 13:11
Lot escogió la llanura del Jordán, bien regada, floreciente e impresionante por su abundante verdor. Le parecía como el Edén de Dios, como el jardín de Dios. ¿A quién no le habría impresionado lo que Lot vio? Pero se dejó impresionar por sus ojos, sin permitir que su mente fuera influenciada o controlada por Jehová. ¡Lot fue a vivir en Sodoma! La Biblia dice: “Abram habitó en la tierra de Canaán, y Lot habitó en las ciudades de la llanura y fue instalando sus tiendas hasta Sodoma” (Génesis 13:12).
Seguramente Lot sabía de la corrupción moral que había en aquella ciudad. Poco a poco iba avanzando hacia la ciudad que a la postre iba a sufrir una destrucción total. Lot iba acercándose al lugar donde reinaba la corrupción. Iba arrimándose al lugar donde nadie tomaba a Dios en cuenta. Sodoma estaba llena de gente malvada, pecadores a quienes solamente les interesaba el sexo ilícito y anormal. La palabra “sodomía” en nuestro lenguaje hoy día se deriva precisamente de la ciudad donde Lot fue a vivir. No es difícil imaginar cómo eran los habitantes y cuán terrible y asqueroso era el ambiente para Lot. ¿Acaso se acordaba Lot de la vida piadosa de su tío Abram? ¿Acaso añoraba los momentos de reflexión espiritual que pasaba antes en compañía de su tío Abram frente a los altares que edificaba para adorar a Dios? Dentro de Sodoma, sería imposible que Lot gozara de la vida en plenitud en comunión con Dios.
Cuando alguien escoge un lugar donde reina el pecado, se expone a la tentación y no puede evitar ser afectado por el ambiente alrededor. La propaganda que se ve en el diario, en la televisión, y en los letreros camineros hoy día apela al apetito carnal de todo ser humano. La Biblia instruye: “No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia” (Romanos 6:12-13). Nuestro Dios es Santo. Jesucristo fue llamado antes de nacer, un “Santo Ser” (Lucas 1:35). En una oración Jesús hablaba de dejar el mundo y dijo “Padre santo” (Juan 17:11). Gracias a Dios, el amor de Él ha sido derramado en nuestros corazones “por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5). Lot tuvo en poco la santidad enseñada en la conducta de su tío Abram, que reflejaba la de Dios mismo. –DAJ
Lectura Diaria: | ||
Deuteronomio 14:22-15:23[leer]
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/Cantares 5:2-6:9 [leer]
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/Lucas 10:25-42 [leer]
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