Me he parado en la orilla del Mar de Galilea donde se cree que Jesús fue a llamar a los discípulos que estaban pescando. Les proveyó de un desayuno pero más importante, les comprometió a preocuparse por sus hermanos. Estar parado allí pensando en las palabras del Señor tuvo su efecto sobre mí.

 

“Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos?” Juan 21:15

 

Entre todas las experiencias relacionadas con el Mar de Galilea, hubo uno que quedó registrado en la memoria de Pedro que nunca olvidó. Fue cuando Jesús apareció en la playa preguntando si habían sacado algún pez. Cuando dijeron que no, les instruyó a echar las redes otra vez y sacaron 153 peces. Los discípulos llegaron a la playa y “al descender a tierra, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan” Juan 21:9. Fue una provisión de gracia de parte del Señor.

 

Terminado el desayuno, el Señor individualizó a Pedro y le preguntó: “¿Pedro, me amas?” Jesús estaba diciendo, “Pedro, ¿Qué vas a hacer–sacar peces o seguirme a Mí?” Pedro aseguró al Señor de su amor, apelando al conocimiento perfecto del Señor, diciéndole, “Señor ya lo sabes tú que te amo” (Juan 21:15). El Señor hizo la misma pregunta tres veces y cada vez que Pedro respondió que sí. Cada vez recibió un encargo de parte del Señor que no tenía nada que ver con peces, sino con personas. No con criaturas marítimas, sino con corderos. El Señor le estaba comisionado una obra espiritual, y no empresarial.

 

Años más tarde, Pedro escribió una carta, animando a los ancianos de las iglesias, siendo él anciano también. Les dijo que debieran cuidar a la grey “no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;… siendo ejemplos de la grey.” De esta manera, se  garantiza el bienestar de los corderos y de las ovejas del rebaño. Y ¡vale la pena! Como dijera Pedro, “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria” (1 Pedro 5:1-4). Las aguas del Mar de Galilea siguen como un acompañamiento a las palabras del Señor dichas a Pedro, –Cuidar, Pastorear, Preocuparse– por mis corderitos y ovejitas. A nosotros Jesús dice, “¿Me amas? ¿Me amas? ¿Me amas?”  Pescar es una actividad legítima, pero dar testimonio al Señor Jesús trae una recompensa mayor y bendición para las almas que reciben el cuidado. ¿Amas tú al Señor? Somos todos comisionados a servirle por amor. —daj

 

Lectura Diaria:
2 Samuel 22 [leer]
/Jeremías 6 [leer]
/Efesios 1:1-14 [leer]