Meditar es una práctica perdida en este siglo. Pocos lo hacen. Meditar es repasar en la mente cosas oídas y vistas o quizás leídas. Es provechoso meditar pues las conclusiones sacadas resultan instructivas y afectan la vida.

“Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.” Lucas 2:19

Meditar en el corazón es repasar mentalmente algo visto, escuchado, leído, en fin, algo sabido a través de los sentidos que Dios nos ha dado. Hay varios factores que influyen cuando uno medita sobre algo. Cada persona tiene criterios ya formados que ayudan a sacar conclusiones sobre el valor de algún conocimiento recientemente adquirido. La memoria sirve para recordar actitudes adoptadas en el pasado, y esto influye para confirmar nuestra opinión o hacernos cambiar de parecer. Hay varias cosas que ocurren en nuestro fuero interno cuando meditamos. Es valioso meditar, y cuando la Biblia es usada como punto de referencia, hay progreso en la vida cristiana.

Los sucesos en Belén y sus alrededores dieron mucho motivo a María para meditar. Comenzando con el viaje incómodo desde Nazaret a Belén cuando su estado de gravidez estaba tan avanzado, seguramente provocó una pregunta en la mente de María, es decir, “¿Por qué ahora?” Luego la falta total de hospedaje para José y ella, y de un repente cuando comenzaron los dolores de parto, tuvieron que usar lo que estaba a mano para que María diera a luz. “¿Por qué no hay una cuna limpia para mi hijo?”

No sabemos cuánto tiempo transcurrió entre el nacimiento de Jesús y la llegada de los pastores. Ellos dieron a conocer no tanto lo que habían visto en el campo, sino lo que “se les había dicho acerca del niño” Lucas 2:17. Había otros presentes en el establo, “quienes se maravillaron de lo que los pastores les decían” v.18. ¿Y María? “María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón” v.19. ¿Cuáles habrían sido sus pensamientos? –DAJ

Lectura Diaria:
2 Reyes 25 [leer]
/Ezequiel 1 [leer]
/2 Timoteo 2 [leer]