“No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo” Proverbios 3:27

Hace tiempo, llegó a nuestra casilla una historia en que el autor relataba algo significativo que pasó cuando estaba con su cuñado. “Mi cuñado, Víctor, abrió el último cajón del mueble en que mi hermana Ana guardaba ropa, y tomando una prenda me dijo: ‘Tómala y examina de que está hecha’. Al tomarla pude comprobar que era de seda, hecha a mano, y con preciosos adornos en los bordes. La etiqueta con el precio, que era de un valor astronómico, aún estaba en uno de sus costados. ‘Tu hermana la compró la primera vez que salimos de vacaciones, hace a lo menos unos ocho o nueve años atrás. Ella nunca la usó, pues la estaba guardando para una ocasión especial. Creo que la ocasión ha llegado.’ Víctor tomó la prenda, la puso sobre la cama con las otras prendas de vestir que íbamos a llevar al lugar en que estaba Ana. Sus ojos se detuvieron sobre el vestuario por un momento, y luego volvió a cerrar el cajón del mueble”

“Antes de irnos, me dijo: ‘Nunca guardes nada para alguna ocasión especial. Cada día que estamos vivos es una ocasión especial’. Las palabras de Víctor las recordé durante todo el funeral, y aún hasta el día de hoy las recuerdo vívidamente. Las frases como ‘algún día’, ‘próximamente’, ‘quizás la próxima semana’, han perdido para mí significado. El Señor nos ha dado el hoy para que lo disfrutemos, lo compartamos con nuestros amigos y seres queridos, evitemos vivir en conflictos, mostremos amor por los demás, y –principalmente– demos a conocer a otros la grandeza del plan de salvación de Jesucristo y de su cierta segunda venida. Así como en el caso de Ana, que se fue sin aviso previo en un día como hoy, el Señor Jesucristo vendrá sin dar aviso, y podría ser en un día como este”.

Puede ser que haya artículos de vestir o de uso doméstico o laboral que pueden ser dejados para ser usados más adelante, pero solamente por un tiempo prudente. Sin embargo, cuando se trata de nuestro servicio ante Dios o de responder a la presentación del evangelio para ser salvo, lo expresado por Pablo en 2 Corintios 6:2 indica que hay aprovechar el momento presente: “Porque dice: … He aquí ahora el tiempo aceptable. He aquí la hora de salvación”. El momento presente no dura para siempre. Hay que aprovecharlo. Por eso, cuando se le presenta la oportunidad para evangelizar a alguien, hágalo porque, ¿Quién sabe cuando tendrá otra oportunidad de hablar de Cristo? Los que se deleitan en entregar tratados en la calle no pierden el tiempo decidiendo quiénes sean dignos de recibirlos. No saben si tendrán otra oportunidad en el futuro. Un anciano de la iglesia nos contó que para él las palabras más tristes son: “demasiado tarde.” Contó que iba a visitar a un colega enfermo en el hospital el lunes. Dejó pasar el día, y también el día martes. Pensó hacerlo el miércoles pero postergó la visita otra vez. El colega enfermo no conocía a Cristo como su Salvador y el anciano quiso hablarle del tema. El jueves llamó al hospital en la mañana para saber el número del pabellón donde estaba. La señorita que contestó el teléfono averiguó y cuando volvió, ella dijo: “Señor, es demasiado tarde; falleció anoche.” El lema en cuanto a nuestro servicio para Dios debe ser: MEJOR HACERLO HOY.  —Dixon/daj

Lectura Diaria:
Levitico 7:11-38 [leer]
/Salmos 107:1-43 [leer]
/Hechos 28:17-31 [leer]