La palabra “andar” es usada en la Biblia para describir como debe vivir un cristiano. Alguien que anda avanza en la senda, está activo y pone cuidado en dónde anda y cómo. Nadie quiere caer y quedarse detenido. ANDAR CON DILIGENCIA es la exhortación del apóstol Pablo.

 

Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios” Efesios 5:15

 

Un hombre llegó al pueblo de Krasny en Rusia. Era equilibrista que caminaba sobre la cuerda floja. Cada punta era anclada en un lado del río y el hombre hizo propaganda para que la gente le fuera a ver cruzar de un lado al otro. Un rabino llamado Chaim Krasner invitó a algunos de sus estudiantes a acompañarle para ver al hombre. Los estudiantes se fijaron en su profesor, pues el hombre concentró su vista en el hombre sin mover un músculo. Después de lograda la hazaña, le preguntaron al rabino porque tanto interés en el exhibicionista. Dijo: “estaba contemplando cómo este hombre puso su vida en peligro para caminar sobre la cuerda. Si hubiera pensado en el dinero que iba a recibir, seguramente se resbala y cae. Su mente no tenía otro pensamiento sino en cada paso que daba hasta llegar al otro lado. Si dejara que sus pensamientos vagaran por un momento para pensar en otro asunto, aunque fuese legítimo, caería al río”. El hombre se mantuvo balanceado sobre la cuerda pensando en una sola cosa, los pasos que tuvo que dar. Requirió un alto nivel de concentración.

 

Tres veces en la carta de Pablo a los Efesios, habló él del cuidado necesario de parte de los creyentes en Cristo para andar dignamente. “Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados” Efesios 4:1; “digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles” v.17. El texto de cabecera exhorta que el andar nuestro sea con diligencia. La persona que anda en una calle de tierra llena de charcos y barro después de una lluvia, camina cuidando cada paso. Se esfuerza para no dar un paso en falso. Estamos rodeados de tentaciones y el mundo atrae ofreciendo sus placeres y ventajas. Pero no todo aquello edifica ni es provechoso. Por eso, el equilibrista nos deja una buena lección. Se concentraba en todo el trayecto dónde poner los pies para no caer. La única manera de evitar un desastre es hacer caso de la exhortación de “mirar… con diligencia cómo andéis” –daj

 

Lectura Diaria:
1 Samuel 9:15-10:27 [leer]
/Isaías 50:1-51:8 [leer]
/2 Corintios 11:1-33 [leer]