Uno de los personajes bíblicos que goza de mucha mención es Moisés. La vida no siempre fue fácil para Él, pero su fe le llevó a confiar implícitamente en la sabiduría de Dios. Podemos aprender de él por lo que está escrito en la Biblia.

 

Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey” Hebreos 11:23

 

La vida de Moisés alcanzó a durar 120 años. Su “vejez” no fue caracterizada por problemas físicos ni mentales. No murió de una enfermedad debilitante, sino en el último de su vida subió al monte Nebo para ver la tierra prometida. Su visión aguda le permitió ver del norte al sur y hasta el Mar Mediterráneo. Me tocó estar en el mismo monte en 2008 pero nos llevaron allá en bus. No sé cuántos en el tour podrían haber ascendido a pie. Yo, no. A su avanzada edad Moisés subió y allí murió, poniendo fin a una vida llena de experiencias especiales en las cuales ejerció una fe inquebrantable en Jehová, a pesar de enfrentar un futuro incierto.

 

Moisés nació en Egipto cuando el aumento de la población de israelitas preocupaba al rey Faraón. Cruelmente el rey ordenó a sus capataces hacer más difícil la tarea del pueblo esclavizado (Éxodo 1:22; 2:1-4). Instruyó a las matronas a matar a cualquier varoncito que naciera de las mujeres israelitas. Moisés sobrevivió la amenaza al nacer pues por fe sus padres hicieron lo que estuviera a su alcance para preservar su vida. Con fe le pusieron en una arquilla especialmente construida para él. Moisés tenía un futuro incierto. Bajo la protección divina, Moisés fue hallado por la hija de Faraón y a pesar de ser un hebreo, ella le adoptó y Moisés fue criado en una situación privilegiada. Moisés nunca olvidó sus raíces nacionales y eso mismo le llevó a defender a un “hermano” israelita quien estaba siendo maltratado por un egipcio. En el acto, mató al agresor egipcio. A los cuarenta años de edad, Moisés huyó al desierto. (Éxodo 2:11-15). Otra vez, Moisés enfrenta un futuro incierto. De todos modos, “por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible” Hebreos 11:27.

 

Los egipcios no sabían dónde estaba Moisés, pero el ojo de Jehová en quien confiaba descansaba sobre él en el desierto y Dios le preparaba para asumir una tarea grandiosa. Había de sacar al pueblo de Israel de su esclavitud y sufrimiento y dirigirlo a la tierra de Canaán. Mientras pastoreaba ovejas en el desierto, Dios llamó a Moisés a un servicio especial. En su encuentro con Dios frente a la zarza ardiente, Moisés se sentía inadecuado para la tarea de guiar a más de un millón de personas a comenzar una travesía a través del desierto. Enfrentaba otro futuro incierto, pero por fe Moisés “se sostuvo como viendo al  Invisible”. Moisés no fue un hombre perfecto. Tuvo sus fallas igual que todos nosotros, pero cada vez que miraba hacia un futuro incierto, perseveró y se fortaleció en su fe confiando en Dios que le hizo triunfar y cumplir con sus propósitos. Todos enfrentamos un futuro incierto, pero con fe en Dios, podremos ver a Dios operando a nuestro favor. –daj

 

Lectura Diaria:
1 Cronicas 13-14 [leer]
/Ezequiel 14-15 [leer]
/Juan 5:1-23 [leer]