En los hemisferios norte y sur precisamente en el 21 de Junio, se producen fenómenos que nos hacen pensar en el futuro y de dos lugares donde no hay noche y no hay día. Lea de ellos.
“No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos”. Apocalipsis 22:5.

El 21 de Junio es el día del solsticio de verano en el hemisferio norte. Es el día más largo y luminoso en que el sol llega al punto más alto del cielo (hacia el norte en apariencia) y parece detenerse en el cenit. Es una luminosa suspensión temporal. De aquí toma significado la palabra solsticio: sol + sistere: quedarse quieto en latín. Los científicos saben el preciso momento en que el fenómeno ocurre, a las 17:16 del meridiano de Greenwich el 21 de Junio. En el hemisferio sur, como su fuera el otro lado del espejo, lo opuesto sucederá: el solsticio de invierno, el día más corto y oscuro del año.

En Resolute, Nunavut, ubicado en el norte de Canadá, hay menos que 300 habitantes. Los Inuit (pueblo esquimal) llaman su “ciudad” Qausuittuq que significa: lugar donde no hay amanecer. Debido a su ubicación en el globo, Resolute tiene tres meses del año en que hay tinieblas y otros tres meses en que hay luminosidad constante. Los que han vivido en un ambiente donde hay noche continúa dicen que llega a ser deprimente. Vivir así por varias semanas afecta no solamente el cuerpo sino también la mente y uno tiene ganas de quedarse dormido ya que ningún rayo de luz penetra en las piezas de la casa. La situación descrita nos hace pensar en dos lugares donde van a llegar los seres humanos para estar por la eternidad. Algunos han de experimentar luz eterna, mientras otros estarán deseando ver un rayo de luz pues estarán donde existen tinieblas eternas. El texto de cabecera revela la verdad del paradero de los salvados por Cristo Jesús. El ángel dijo a Juan, “estas palabras son fieles y verdaderas” Apocalipsis 22:6.

Años atrás me tocó experimentar tinieblas prolongadas como las que ocurren en el invierno en Anchorage, Alaska. Llegué a anhelar que la oscuridad de la noche fuera reemplazada por la luz del día, aunque iba a ser luminoso por solamente cuatro o cinco horas. ¿Puede usted imaginar cómo sería vivir en un lugar donde no hay noche? Los que han pasado una noche desvelada saben cuánto alivio invade el cuerpo cuando los rayos del sol llegan en la mañana. La vida en nuestro mundo tiene su secuencia de noche y día, pero los que conocen a Dios por medio de Jesucristo saben que peregrinamos hacia el cielo donde hay luz eterna. A fin de hacer efectiva esta promesa, nuestro Señor Jesús pasó noches orando, y cuando estaba en la cruz de la Calavera, descendió tinieblas sobre la escena por tres horas. Hizo todo esto para hacer posible que tuviéramos un futuro lleno de luz. Lo hizo para que no fuéramos al lugar de oscuridad eterna. Pregúntese ahora mismo, ¿En cuál de los dos lugares voy a estar yo? Habiendo creído en Cristo, hemos de llegar donde no hay noche. Rechazando a Cristo, los moradores en el infierno han de sufrir la noche eterna. “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” Juan 3:36. –DAJ

Lectura Diaria:
2 Samuel 4:1-5:25 [leer]
/Miqueas 7:1-20 [leer]
/Romanos 12 [leer]