Hay un himno que cantamos y la primera línea del coro dice, “Firmes, fuertes, alcen la bandera”. Así los cristianos somos llamados a defender la verdad y afirmar la gran doctrina de la impecabilidad de Cristo nuestro Salvador y apreciar lo grande de su obra en la cruz. La razón porque la muerte de Jesús en la cruz tiene tanto valor es porque Él fue perfecto. Nunca pecó.

 

Y sabéis que él (Jesucristo) apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él” Juan 3:5

 

Una doctrina fundamental del cristianismo es la verdad que NO HAY PECADO EN CRISTO JESÚS, nuestro Salvador. Su impecabilidad es una verdad importantísima pues por causa de esta virtud su sacrifico en la cruz del Calvario tiene tanto valor. Si Cristo vino para hacer la obra de quitar nuestros pecados, Él mismo tendría que estar sin pecado. De otra manera no nos puede servir pues tendría que atender a su propia necesidad primero sin poder atender a la nuestra. No fue un ser humano cualquiera, sino fue Dios venido en carne humana.

 

Ningún ser humano puede reclamar la perfección que tuvo el Señor Jesucristo. “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros” 1 Juan 1:8. Podemos decir que hemos sido perdonados de nuestros pecados y que la nueva naturaleza que recibimos cuando creímos no puede pecar. Sin embargo, mientras estemos en este cuerpo esperando el momento de pasar al cielo, habrá una lucha constante con el pecado. De hecho Juan escribió su carta para animar a los creyentes a vivir una vida sin pecado, “hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis,” 1 Juan 2:1. Ya que existe la posibilidad de pecar, por eso Juan agrega, “y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” v.1. Solamente el Señor Jesús estuvo en este mundo sin pecar.

 

Considérense los testimonios en la Biblia que afirman la impecabilidad de Cristo.

De Pablo, “Al que NO CONOCIÓ PECADO, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” 2.a Corintios 5:21.

De Pedro, “el cual NO HIZO PECADO, ni se halló engaño en su boca” 1 Pedro 2:22.

De Juan, (el texto de cabecera), “NO HAY PECADO en él”1 Juan 3:5.

Judas Iscariote tuvo que reconocer “yo he pecado entregando SANGRE INOCENTE” Mateo 27:4.

Pilato, el juez que le condenó declaró “yo no hallo en él NINGÚN DELITO” Juan 18:38.

Uno de los malhechores crucificado con Jesús, confesó: “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas ÉSTE NINGÚN MAL HIZO” Lucas 23:41.

Hincado de rodilla al pie de la cruz el centurión encargado de su crucifixión confesó “verdaderamente ESTE HOMBRE ERA JUSTO” Lucas 23:47.

Jesús mismo dijo, “Él que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque YO HAGO SIEMPRE LO QUE LE AGRADA” Juan 8:29. Gracias a Dios por el Salvador perfecto y por la salvación que ha provisto.

–rc

Lectura Diaria:
1 Samuel 19:8-20:42 [leer]
/Isaías 60:1-22 [leer]
/Romanos 5:12-21 [leer]