Saber controlarse para perdonar es posible en la vida de cada cristiano. No es fácil, pero Dios ya ha dado a los hijos suyos la capacidad para hacerlo. Por eso, la madre cristiana de la historia de  hoy dio un buen consejo a su hija.

 

Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.” Romanos 12:18.

 

El esposo de una mujer abandonó a su esposa por otra mujer. Sus excusas eran propias de él y no vienen al caso analizarlas. Una cosa fue obvia, él no compartía la fe firme de su mujer ni de su hija. Su hija, ya señorita de más de 20 años, echaba de menos la presencia varonil en la casa y periódicamente buscaba al papá o le llamaba por teléfono para conversar él. A veces era amable, otras veces le trataba ásperamente. A veces le dejaba llorando como un día cuando ella preguntó amablemente donde estaba. Secamente le contestó, “estoy en MI casa”. Cuán fácil el tono empleado y el énfasis puesto en una palabra pueden ser usados como un implemento que causa daño al alma sensible como en el caso de esta señorita. La madre lo sintió por ella pero usando la Biblia, le dio un buen consejo a su hija: “vamos a orar mi hijita. No te enojes. El Señor puede cambiar a tu papá”.

 

Es admirable lo que hizo la mamá con madurez cristiana, Puso por obra la exhortación bíblica de no pagar “a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres” Romanos 12:17. Cristo como nuestro Sumo Sacerdote lo siente cuando los suyos son afectados por algún maltrato recibido de otros. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades…” Hebreos 4:15.

 

¿Cómo reacciona Ud. cuando alguien le maltrata? ¿Tiene ganas de vengarse? Los “ajustes de cuentas” han producido resultados trágicos cuando las personas buscan vengarse en vez de perdonar. La Biblia destaca que el camino correcto es perdonar. Un autor llamado Juan Powell contó en un libro que andaba por la calle con un amigo y se pararon para comprar un diario. El vendedor era descortés y trató al amigo con aspereza. Al alejarse, el amigo dijo a suplementero: “que tenga Ud. un lindo día”. Juan preguntó a su amigo acaso el vendedor era así siempre, y el amigo dijo “Si”. Juan insistió, “¿Y Ud. siempre le trata con cordialidad como lo hiciste? La respuesta sorprendió a Juan; “Claro que sí, ¿Por qué voy a permitir que un hombre arruine mi día?” El principio que practicó el científico afro-americano Booker T. Washington es similar y digno de imitar. Booker Washington fue objeto de discriminación toda su vida y dijo: “Yo no voy a permitir que ningún otro individuo me controle o arruine mi vida haciéndome odiarle”. Cuando uno trata de vengarse, está siendo controlado por la otra persona. El débil busca vengarse, el fuerte está dispuesto a perdonar. “No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. … No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” Romanos 16:19, 21. Cuando uno es hijo de Dios, posee una nueva naturaleza que hace posible que sepa no vengarse. Los cristianos somos responsable de vivir la vida como hizo nuestro Salvador Jesucristo. Dios nos ayude a todos. –daj

 

Lectura Diaria:
Números 3:1-51 [leer]
/Salmos 148:1-150:6 [leer]
/Marcos 13:1-37 [leer]