Muchos mensajes entregados por los predicadores contienen instrucción y exhortación para la juventud de hoy. Advierten con razón, porque el mundo es moralmente más peligroso que nunca. Sienten un vivo deseo de proteger a los jóvenes para que no se embarquen por un camino que podría ser desastroso para su futuro. Pero también debemos animar a los de más edad. Para ellos es la meditación de hoy.

 

Salmo 92

12  El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano.

13  Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán.

14  Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes,

15  Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia.

 

Cuando uno es joven y está viviendo la vida a sus anchas, no piensa mucho en los años cuando estará jubilado del trabajo y viviendo en la “quemada” de su vida. He conversado con algunos “viejos” a quienes les gusta relatar sus experiencias placenteras del pasado y las actividades en que participaban para la gloria del Señor. Algunos hermanos de la tercera edad son una inspiración para la juventud. Los jóvenes saben que esos hermanos contribuyeron a la solidez de la congregación que hoy los acoge. Un hermano de aproximadamente cuarenta años se levantó una vez en una reunión para sugerir que todos debieran apreciar el local cómodo en que la iglesia se reúne. Mencionó la sólida construcción, la distribución de las dependencias y todo el esfuerzo que fue necesario para que la nueva generación la disfrutara sin haber levantado un dedo. El hermano reconoció el mérito de los que ahora son mayores de edad.

 

Si bien es cierto que los mayores ya no pueden ayudar en la construcción de locales ni tampoco salir a repartir folletos en la calle, hay áreas de servicio en que si pueden participar. En la vida espiritual no hay jubilación. Los apóstoles Juan y Pablo son ejemplos de eso. Trabajaron hasta el último. El texto de cabecera usa las plantas de la naturaleza para destacar que “aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes” v.14. Aún en la vejez su vida espiritual produce fruto. Pablo el apóstol dijo: “no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día” 2 Corintios 4:16. El secreto de poder seguir sirviendo al Señor en la vejez se debe a estar en comunión con el Señor, “plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán” v.13.

 

Seguramente en su juventud los cristianos veteranos participaron en anunciar el evangelio y en promover los intereses del Señor. La promesa del Señor es que aún en la vejez pueden hablar de Él. Su testimonio debe ser el de “anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia” v.15. El Señor no descarta a nadie por estar en la tercera edad. El Señor siempre nos puede utilizar. –daj

Lectura Diaria:
Jueces 21 [leer]
/Isaías 40 [leer]
/1 Corintios 16 [leer]