Con el avance de los años uno pierde el vigor y la energía que antes permitía subir cerros, jugar con la pelota, y dedicar tiempo a construir cosas o arreglar desperfectos en la casa. Es normal que acontezca pues “nuestro hombre exterior se va desgastando” como dice la Biblia. Felizmente, el hombre interior no sufre este tipo de deterioro. Antes bien uno puede ser utilizado por el Señor aun en la vejez.

 

Salmo 92

12  El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano.

13  Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán.

14  Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes,

15  Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia.

 

El Salmo 92 contiene una promesa para los cristianos de la tercera edad. El hermano o la hermana son llamados “justos”, no por el esfuerzo propio sino por haber sido “justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” Romanos 5:1. Es posible que una persona llegando a la tercera edad haya sufrido enfermedades o haya tenido que llevar pesadas cargas. La fuerza física ha decaído pero por lo contrario la fuerza espiritual está intacta. “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios” Romanos 7:22. Pablo el apóstol había orado por los creyentes en Éfeso para que “conforme a las riquezas de su gloria (fuesen) fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu”. Éfesios 3:16

 

Las flores en el jardín son lindas y hermosean una mesa cuando son puestas en el florero. Pero “plantados en la casa de Jehová, (y) en los atrios de nuestro Dios florecerán” v.13. La condición básica para llevar fruto para Dios es tener las raíces en Él. La aplicación de cremas en la cara ayuda a verse bien, pero la belleza real del creyente se adquiere en la presencia de Dios.

 

Para ser fructífero constantemente como plantas “vigorosas y verdes” v.14, se requiere estar en contacto con la tierra donde están los nutrientes. Ezequiel el profeta supo el secreto de tener una planta robusta. Escribió “en un buen campo, junto a muchas aguas, fue plantada, para que hiciese ramas y diese fruto, y para que fuese vid robusta. Ezequiel 17:8. Para mantenerse feliz y contento en la presencia de Dios, no hay estar moviendose de un lugar a otro. Desde el sillón en el living, o el asiento en el jardín, aún desde la cama, uno puede entrar en contacto con Dios. “Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah” Salmo 4:4. La palabra Selah significa tomar tiempo para hacer una pausa y pensar. ¿No es cierto que se siente mucha gratitud cuando uno piensa en las bendiciones divinas? Dios aprecia la alabanza que uno le ofrece como resultado de su meditación, aunque sea desde la cama.

 

Ser fructífero mientras uno está aquí en el mundo debe ser la meta de cada creyente, no importa la edad. En el cielo, siempre habrá fruto para Dios como dice Apocalipsis 22:2, “En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones”.  La planta no tiene que hacer un esfuerzo para crecer, solamente aprovecha lo Dios ha provisto para cumplir Su propósito en el mundo. Así también el creyente que anhela la vuelta del Señor quiere poner a Sus pies el fruto de su servicio. No estamos solos en esto, sino contamos la ayuda del Espíritu Santo que mora en nosotros. “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” Gálatas 5:22-23.  –daj

 

 

Lectura Diaria:
Rut 1 [leer]
/Isaías 41 [leer]
/2 Corintios 1 [leer]