¿Se ha preguntado alguna vez cómo se hace para afinar un piano?, cuál es el estándar? Hay lecciones espirituales en esto.

“Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa” Filipenses 2:

El instrumento que se usa para afinar los pianos se llama el diapasón. Es hecho de acero en forma de horquilla. Al ser golpeado produce el sonido de la nota La 440, que es el sonido que produce una vibración a 440 Hertz a 20 °C. Sirve como estándar de referencia para afinar la altura musical. Con esta nota se afinan los instrumentos musicales. Si pudiéramos afinar cien pianos, usando el mismo diapasón, cada uno produciría el mismo sonido al tocar la misma nota. Todos estarían afinados entre sí. El afinamiento se hace con relación a un instrumento separado del piano mismo, pero influye soberanamente en él. Y si pudiéramos hacer que todos los pianos afinados fuesen tocados al mismo tiempo, no saldría ninguna nota discordante. ¡Qué lindo sería si se lograra tal unión de expresión sonora entre las personas!

Hay un secreto de la Biblia para que se produzca tal unidad de expresión entre los cristianos. Juan el apóstol dice en su primera carta: “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido” (1ra Juan 1:3, 4.) A través del evangelio, llegamos a saber de la comunión que Dios quiere tener con nosotros. Y habiendo sido establecida la comunión con el Padre y su Hijo Jesucristo, ya comienza la obra de afinamiento en el corazón del cristiano. En el poder del Espíritu Santo, los santos piensan, hablan y actúan de la misma manera. Y cuando se reúnen como iglesia local, los instrumentos humanos que son objetos de la gracia de Dios, son tocados para producir el sonido de la adoración. Cuando todo está bien, no salen palabras discordantes, ni pensamientos desafinados.

Al igual que los pianos afinados con el mismo instrumento, los creyentes dan un sonido acorde con los demás. El diapasón en el caso del piano ejerce su soberanía, y es el Espíritu Santo que ejerce su soberanía en el corazón de los hijos de Dios. Cuando los cristianos están disfrutando de la comunión con el Padre y con el Hijo, se gozan de la comunión entre sí. Cantan, sirven, adoran, y trabajan al unísono, “en La 440”. La responsabilidad es nuestra. Debemos permitir que el Espíritu Santo nos afine para manifestar la unidad del pueblo de Dios. El piano es dócil bajo la mano del afinador, y Dios espera que sus hijos sean iguales bajo el control del Espíritu Santo. DAJ/rc

Lectura Diaria:
1 Cronicas 16 [leer]
/Ezequiel 16:35-63 [leer]
/Juan 6:1-21 [leer]