Mirar las montañas recién nevadas nos entrega un espectáculo de una belleza indescriptible. ¿Quién dibujó esos trazos blancos?

Esa blanca y pura belleza pareciera demasiado simple como para evocar tanta perfección, pero así es. También sobrecoge en la mañana el ver anunciarse el sol por detrás de la cordillera, y cuando hay algunas nubes, tanto de mañana como al atardecer, los colores del cielo se entremezclan unos con otros. Hay tonos anaranjados, lilas, rosados. Pinceladas maestras que nos demuestran que el azar poco tiene que ver con esa belleza desplegada en el telón del cielo. Un poeta y cantante cristiano lo expresó con precisión. Don Moen escribe y canta: “Ninguno hay como Tú, Pintor del cielo, Estrella resplandeciente de la mañana, brilla en nuestras vidas”. Sin duda al artista le resulta más fácil plasmar en un papel, en una melodía o en una canción lo que los ojos de todo creyente perciben. ¿Se ha detenido a contemplar la creación, los trazos del pintor, las pinceladas del artista celestial?

Continúa Don Moen: “Ninguno hay como Tú, principio y final, Fuego consumidor, enciende nuestros corazones una vez más”.  Sin embargo, el creador visita al hombre. Esto ya había sorprendido a otro cantor, al Rey David: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste, Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?” (Salmo 8:3-4). Sin duda la razón no logra comprender ni halla explicación al porqué el Dios todopoderoso tiene cuidado de los seres humanos de la manera en que lo hace. Si bien creación suya, estamos arruinados por el pecado mas Él tiene a bien el buscarnos y salvarnos porque nos amó “de tal manera” (Juan 3:16).

Que en este día podamos apreciar y recogernos, aunque sea por sólo un momento, al contemplar la belleza de la creación y de esta tierra, planeta caído cuyos días están contados, pero que en su postración igual evidencia la gloria y majestad de su creador.

“No hay otro amor como el de Jesús, Ningún otro amigo tan verdadero, Ninguna otra mano de gracia, ningún lugar de refugio, Tú el Cordero del sacrificio, la gloria de nuestras vidas”, “Ninguno hay como Tú, Pintor del cielo, Estrella resplandeciente de la mañana, brilla en nuestras vidas”. –rc

Lectura Diaria:
Deuteronomio 22-23:8[leer]
/Joel 3 [leer]
/Lucas 12:22-40 [leer]