Es animador recibir una carta de alguien que expresa afecto para con uno. Lea del interés de Juan el apóstol para con los cristianos a quienes manda una carta.
“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó).” 1 Juan 1:1-2.

Con gran sencillez, el apóstol Juan declara las grandes verdades tocantes el Verbo de Vida, el cual es otro nombre que describe al Señor Jesús. Habiéndole conocido de cerca, Juan fue utilizado por el Espíritu Santo para que los demás creyentes en Jesús pudiéramos tener conocimiento de cómo era Jesucristo. Establece que “nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” v.3. Tener solamente el conocimiento de la verdad es como tratar de caminar con una sola pierna. La otra pierna es el disfrute de la comunión para demostrar en forma práctica la vida recibida a través del Señor Jesús. El andar del creyente revela su verdadera condición espiritual.

Juan el apóstol enseña sobre las exigencias éticas de la vida cristiana. Si hay vida divina presente en un ser humano, va a ser notaria por medio de su forma de vivir. La enseñanza de Juan es tan relevante hoy como antaño. El contenido indica que los destinatarios eran personas conocidas por él. Estaban en situaciones que requerían orientación, aunque no haya mención de problemas puntuales. Al parecer, era una carta tanto para las iglesias como para los individuos. En base de su conocimiento personal de estos hermanos, Juan enseña con autoridad, sin necesidad de justificar su apostolado. Los historiadores piensan que Juan pasó sus últimos años en Éfeso, teniendo un ministerio evangelístico y pastoral.

Juan no había tenido parte directa en la evangelización original de los destinatarios. (1Juan 2:7 20-21, 24, 27; 3:11). Reconoce la validez de la enseñanza que ellos habían recibido “al principio”. En su carta, Juan la confirma. Parece que los destinatarios eran creyentes en iglesias de varios años de existencia. Escribe con afecto, pues varias veces usa la palabra “amados”. Es una marca de madurez espiritual cuando los cristianos pueden reconocer la labor eficiente de otros, como hizo Juan el apóstol. Formamos parte de un cuerpo y cada miembro depende de los demás miembros. ¡Dios nos dé la gracia para reconocer lo bueno que otros hacen! –DAJ

Lectura Diaria:
Exodo 27:20-28:14 [leer]
/Salmos 73:1-28 [leer]
/Hechos 15:36-16:15 [leer]