En la familia de Dios, hay diferentes miembros y cada uno está en un nivel de desarrollo espiritual, producto de cuánta enseñanza recibe. Todos necesitamos ser enseñados. Lea de cómo Juan se preocupó de sus hijos en la fe.
“Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.” 1 Juan 2:13

Comenzando con el verso 12, el apóstol se dirigió a todos los cristianos para luego escribir a tres diferentes secciones de la familia, según su nivel de su desarrollo espiritual. Usando un término de afecto en el verso 12, llamó a todos “hijitos”, para hacerles saber que eran amados y reconocía que la gracia de Dios había efectuado cambios en sus vidas. Ahora en el verso 13 habla a los padres o sea, a los mayores. En seguida habla a los jóvenes y termina dirigiéndose a los niños. La palabra “hijitos” en el verso 12 es diferente en el original que la palabra “hijitos” del v.13. En el verso 12, incluye a todos diciendo con ternura “a mis queridos hijos”. Seguramente eran sus hijos espirituales y tuvo cariñosa preocupación por ellos. En el verso 13 son hijos o niños que han comenzado a caminar y hablar “porque habéis conocido al Padre.” No importa cuál sea el nivel de desarrollo entre los hijos de Dios, cada cual necesita de aprender las verdades que suministran estabilidad a la vida espiritual. Además hay mandamientos que obedecer, y siempre hay servicio que rendir.

Los “padres” son los que ya han vivido experiencias en su vida y han aprendido depender de Dios y a honrarle sometiéndose a su voluntad. Estos son los ancianos cuya fe está bien establecida. Su conversión ocurrió temprano en la época de la gracia, “porque conocéis al que es desde el principio.” Seguramente eran cristianos maduros y servían en la congregación dando instrucción a los otros miembros de la familia. Juan les escribe para animarles a seguir fieles en su vida cristiana.

Los hermanos que tienen mayor experiencia deben asumir su rol de guías entre el pueblo de Dios. Pablo escribió a Tito sobre los de más edad diciendo: “que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,” Tito 2:2-4. Abramos nuestro corazón para recibir la enseñanza que los mayores pueden darnos para enriquecer nuestra vida y que sirve como guía en nuestra vida espiritual. –daj

Lectura Diaria:
Deuteronomio 3 [leer]
/Eclesiastés 3:16-4:16 [leer]
/Lucas 7:1-29 [leer]