Juan continúa animando a los cristianos en su andar y destaca el mandamiento del Señor Jesús de practicar el amor mutuo. Lea de lo que dijo el Señor Jesús al respecto.
“Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio.” 1 Juan 2:7.

Habiendo dado varios consejos a los cristianos sobre su andar, Juan terminó diciendo que el seguidor de Cristo “debe andar como él anduvo” v.6. La exhortación no debe ser tomada como algo nuevo relativo a la vida cristiana sino le repetición de un mandamiento que ya habían escuchado. Tiene que ver con la enseñanza que Jesús dio a sus discípulos. Por ejemplo, él dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” Mateo 11:29. También en el aposento alto Jesús dijo: “ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” Juan 13:15. En diferentes oportunidades, el Señor instó a sus discípulos a ser bondadosos, misericordiosos, y amorosos. Juan resume todo en la exhortación “el que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” 1 Juan 2:6.

En la memorable reunión que el Señor celebró con sus discípulos en el aposento alto, introdujo algo nuevo: “un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Juan 13:34-35. El mandamiento nuevo no fue el requerimiento de amarse mutuamente, sino la clave está en la frase, “COMO YO OS HE AMADO, QUE TAMBIÉN OS AMÉIS UNOS A OTROS”. En el momento de escuchar las palabras, ninguno de los discípulos habría captado cuán extenso fue ese amor. Le habían visto llorar frente a la tumba de Lázaro. Le escucharon decir que tenía compasión por las gentes que eran como ovejas sin pastor. Sin embargo, el amor que iban a ver fue un amor dispuesto a sacrificarse. “Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Romanos 5:7-8

Por muchos años se han destacado los ejemplos de amor entre personas. Abraham amó a Isaac; Jacob amó a José; Moisés fue protegido por amor; y hubo un amor de amigos entre David y Jonatán. No obstante, nunca hubo un amor como el que demostró Cristo cuando voluntariamente se dejó crucificar por nosotros. “Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,” Efesios 5:25. Amar como amó el Señor tiene un significado especial para los salvados. No hay excusa para no cumplir con el mandamiento de amar, pues el amor divino forma parte de la nueva naturaleza recibida cuando nacimos de nuevo. “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” Romanos 5:5. El amor divino despierta un deseo de servir a otros: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo” Gálatas 6:2. –daj

Lectura Diaria:
Números 11:4-35 [leer]
/Proverbios 9 [leer]