La conversión a Cristo produce cambios en una persona. Es una nueva persona y sus hábitos son diferentes, hechos posibles porque la vida de Cristo habita en ella.

“Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él.” 1 Juan 3:19.

Muchos seres humanos saben lo que sienten en su corazón cuando se trata de decidir si va a mostrar amor o mantenerse indiferente. Para algunos, no les importa. Pero el seguidor de Cristo sabe que debe mostrar amor porque los hijos de Dios son llamados a amar de hecho y en verdad. 1 Juan 3:18. Después de ser salvos, los verdaderos cristianos hallan que tienen amor para con otros en vez de la apatía que demostraban antes. Pablo el apóstol explicó su propia experiencia diciendo que el amor de Cristo le constreñía y veía a otros diferentemente que antes, “… y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 2 Corintios 5:16-17. Nacer de nuevo y convertirse en hijo de Dios por la fe en Cristo trae cambios radicales. Cuando estos cambios son llevados a la práctica, el corazón “habla” a la conciencia asegurándola que así se vive la nueva vida de hecho y en verdad.

La palabra asegurar viene de la palabra persuadir con la idea de promover la confianza de que uno está procediendo bien. Hay convicción que lo que se está haciendo, es correcto. Cada uno quiere estar seguro que los impulsos de la nueva vida en Cristo son los que Dios quiere ver en nosotros de verdad. Una paráfrasis del texto de cabecera podría ser, “En esto conoceremos que somos discípulos que pertenecemos  a la verdad según Cristo Jesús. Con esta práctica damos confianza a nuestros corazones que nuestro comportamiento es aceptable delante de Dios”.

La seguridad que Dios quiere suministrar es diseñada para ser una experiencia persistente en el creyente y un privilegio a la vez. Ante Félix el gobernador Pablo testificó que servía a Dios teniendo esperanza en Dios, “y por esto procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres” Hechos 24:16. Practicando los principios de la nueva vida en Cristo es el secreto para vivir de esta manera y de asegurar “nuestros corazones delante de él” 1 Juan 3:19. –daj

Lectura Diaria:
1 Reyes 20 [leer]
/Jeremías 32:1-25 [leer]
/Hebreos 3 [leer]