El error puede dar vuelta al mundo mientras la verdad se brocha los zapatos. Más que nunca debemos protegernos del error y especialmente cuando tiene que ver con la salvación eterna de nuestra alma. Hay que preguntar qué es lo que otro cree acerca de Cristo Jesús, Dios venido en cuerpo humano. Es una forma de saber si uno trae la doctrina pura.

“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.” 1 Juan 4:1.

Entre las características del Siervo de Jehová que había de venir, Isaías el profeta destacó que no “hubo engaño en su boca” Isaías 53:9. Con toda propiedad, Jesús pudo decir, “Yo soy el camino, y LA VERDAD, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” Juan 14:6. Pero el mundo está lleno de engaño y se nota en todas las esferas. Hay niños que engañan a sus padres, y esposos y esposas que engañan. Hay vendedores que engañan a los clientes y el gobierno tiene una oficina que vigila para que los ciudadanos no sean engañados con propaganda engañosa. El Internet está plagado de engañadores. Más de dos mil años atrás, no era diferente y Juan el apóstol advirtió a los creyentes a ejercer cuidado con las visitas que aparecían en las reuniones de la iglesia con engaño religioso.

Juan advierte contra los falsos maestros que puedan presentarse en la iglesia diciendo que vienen con enseñanza de Dios. Es necesario probar a los tales y Juan indica la prueba clave para determinar la veracidad de sus dichos. La clave es, ¿qué piensan de Cristo? Jesucristo mismo usó la misma pegunta cuando Él estaba aquí en el mundo. Dijo “¿Qué pensáis del Cristo? ¿De quién es hijo?” Mateo 22:42. La respuesta revela si uno trae la doctrina correcta o no. La prueba tiene que ver con la confesión de la persona de Cristo como Hijo de Dios. Desafortunadamente, por no aplicar esta forma de prueba, muchos han sido seducidos por las mentiras del diablo y han creído el error.

El Espíritu Santo está en el mundo para convencer a los seres humanos del pecado de la incredulidad hacia Cristo, de la justicia que Dios espera ver en cada ser humano y del juicio por venir si no se acepta a Cristo como Salvador. El Espíritu Santo mora en el hijo de Dios y le anima a testificar de Jesucristo. Su confesión debe destacar a Jesús como el Hijo de Dios, venido del cielo para llevar a cabo la obra de salvación por medio de su muerte en la cruz. Si alguien se presenta en la iglesia local y no profesa esta verdad, no es digno de ser tomado en cuenta. De hecho, deber ser rechazado. La responsabilidad es de todos, tanto individual como colectivamente. Hay iglesias locales que sufren porque han dado oído a doctrinas erróneas. Pasaron por alto esta advertencia y va a significar pérdida eterna para los incautos. Como dice el texto, “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios”. La enseñanza es clara para ser protegida; solamente requiere obediencia para evitar un desastre. ¡Probad los espíritus! –daj

Lectura Diaria:
2 Reyes 21:19-22:20 [leer]
/Lamentaciones 2 [leer]
/1 Timoteo 5 [leer]