El amor de Dios es eterno. Los seres humanos llegamos a conocerlo cuando escuchamos el evangelio que revela que “de tal manera amó Dios al mundo, que (dio) a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. 1 Juan 4:10

Dios es amor y el verso 9 indicó que esto fue mostrado cuando envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. El amor de Dios no es un acto sentimental. Entre los seres humanos, se habla del amor, pero a veces es amor egoísta que busca aprovecharse y no beneficiar al otro. El amor de Dios es activo y busca una respuesta en la persona que lo experimenta. Del amor mostrado en verso 9, Juan habla de lo esencial del amor en el verso 10. El amor no comienza en el ser humano. Dios “nos amó a nosotros”. El amor de Dios siempre ha sido parte de su carácter. Viendo la condición en que estábamos como pecadores alejados de Él, “envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. No quiso que continuáramos viviendo expuestos a la ira divina que castiga el pecado. Antes bien, envió a su Hijo para propiciar el trono de Dios, es decir, con su muerte dar satisfacción a la justicia divina que dictaba la condenación en nuestra contra.

La propiciación representa aquel aspecto de la muerte de Cristo en la cruz por el cual el carácter justo y santo de Dios en condenar el pecado, es reconocido. Con su muerte, Jesús satisfizo todas las demandas divinas contenidas en la declaración, “el alma que pecare, ésa morirá”, Ezequiel 18:20. Con la perfecta obra realizada por Cristo, Dios puede ser propicio, o misericordioso con el pecador, y al que recibe a Cristo como Salvador es hecho acepto delante de Dios.

La propiciación efectuada por Cristo no obligó a Dios que nos tuviera amor. ¡Nos amaba antes! La propiciación hizo posible que su amor, cual el sol meridiano, pudiera envolver al pecador y hacerle saber que sus pecados fueran perdonados. Es grato saber que “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” Romanos 3:24-25. Lea la historia en Lucas 7:36-50 para ver ilustrado el tema del amor que perdona. Jesús declaró acerca de la mujer pecadora que “sus muchos pecados le son perdonados” Lucas 7:47. Y luego “él dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz” v.50. Fue perdonada y ella respondió demostrando su amor para con el Señor Jesús. Espera lo mismo de nosotros. –daj

Lectura Diaria:
2 Cronicas 14-15 [leer]
/Ezequiel 36:16-38 [leer]
/Juan 14:15-31 [leer]