Practicar el amor de Dios en la vida diaria es como el aceite que lubrica la interacción entre hermanos en la fe, en la familia inmediata de uno, y aún en la sociedad. Dios espera que permanezcamos en esta práctica el uno para con el otro.

“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.” 1 Juan 4:16.

Se espera de los que confiesan a Jesús como Hijo de Dios que permanezcan en él, v.15. Igualmente se espera de los que han conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros que permanezcamos en este amor. Juan sigue uniendo eslabones en la cadena de la verdad mostrando como el conocimiento se conecta al creer y el creer es en Jesús como el Hijo de Dios. Esto le lleva a disfrutar de la comunión con Dios en forma continúa. El círculo de la verdad también destaca el amor que hemos reconocido como “el amor que Dios tiene para con nosotros”. ¿Se fijó en que no se refiere al amor que tuvo, sino el amor que TIENE? Dios lo tiene en el tiempo presente. ¡Cuán reconfortante es saber que el amor de Dios puede ser disfrutado en todo momento! Nunca mengua ni disminuye.

El origen del amor es Dios, pues es su “marca registrada”. “Dios es amor”. Dios espera que no lo perdamos de vista, sino que permanezcamos en este amor, conscientes de que aún en los momentos más difíciles, el amor de Dios para con nosotros es intacto. El cielo está lleno del amor de Dios, pues es la fuerza motriz de todo lo que Dios hace. En la tierra hay momentos cuando las nubes negras ocultan los rayos del sol, pero el amor de Dios sigue resplandeciente. Cuando nos fortalecemos en este conocimiento, es una manera de permanecer “en amor” y así permanecer “en Dios, y Dios en él” v.16. De esta forma logramos respirar el aire del cielo.

En su forma activa, Dios TIENE amor para con nosotros. En su forma pasiva, Dios ES amor. Jesús dijo: “como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor” Juan 15:9. Cuando las experiencias tristes de la vida llegan como intrusas a la vida, es fácil dudar del amor de Dios. En tales circunstancias, es necesario asegurarse de que el Dios de amor las haya permitido. Si has conocido y creído el amor de Dios para contigo, disfrútelo cuánto puedas porque Dios es constante en su amor. “Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” Jeremías 31:3. –daj