El niño chico ama a sus padres por los ve como sus protectores y proveedores de lo necesario para vivir. No toma en cuenta los sacrificios que hacen a su favor. Al crecer y madurar, el amor es diferente y se expresa en case de un conocimiento maduro. Así es el amor que Dios quiere ver en nosotros.

 

 “En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo”. 1 Juan 4:17.

Da gusto decir “Dios es amor” como Juan el apóstol afirmó en 1 Juan 4:16. Sin embargo, decirlo es más fácil que vivirlo. En base de esta gran verdad, Dios espera que cada hijo suyo permanezca en este amor. Al permanecer en amor y así en Dios, el efecto es recíproco — Dios también tiene comunión con el creyente. Para mantenerse en comunión con Dios, es necesario buscar como agradarle en todo. Cuando esto es una realidad en la vida, resulta en un nivel de madurez como cristiano; y “en esto se ha perfeccionado el amor en nosotros” v.17.

Desde el momento en que una persona se convierte a Cristo, comienza un proceso de crecimiento espiritual. Pedro el apóstol dijo: “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” 1 Pedro 2:2. Al finalizar su segunda carta, volvió a exhortar: “creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad” 2 Pedro 3:18. Cada uno debe preocuparse de su nivel de crecimiento, porque no es algo que reporte dividendos de placer espiritual solo en el presente, sino tiene una proyección futura cuando cada uno tendrá que comparecer ante el Tribunal de Cristo. Si durante nuestro tiempo en el mundo hemos vivido en comunión con el Dios de amor, guiando nuestras vidas en el camino de la justicia, habrá “confianza en el día del juicio”. Si uno es negligente al respecto, sufrirá pérdida.

¿Cómo podemos entender la frase, “pues como él es, así somos nosotros en este mundo”? El Señor Jesús nos da la respuesta: “el discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro” Lucas 6:40. Podemos esperar recibir el mismo trato que recibió el Señor Jesús cuando Él estuvo en el mundo. ¿Cómo vamos a responder? ¿Con madurez? Juan citó al Señor Jesús quién ya resucitado, dijo. “como me envió el Padre, así también yo os envío” Juan 20:21. Por eso, vivir en comunión con Dios tiene por objeto desarrollar en nosotros las características de Cristo. Trae bendición en el presente y gloria para Dios en el futuro. “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos” Romanos 8:29. –daj