¿Ha dicho alguna vez a Dios que le ama? Debemos decirlo todos días como resultado de apreciar lo que Cristo hizo en la cruz para salvarnos. Dios nos amó primero y espero que le amemos a Él.

 

“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero”. 1 Juan 4:19.

El tema del amor sigue ocupando la atención del apóstol. Ha establecido que el amor maduro produce confianza en vista del “día del juicio” v.17. Hay amplio conocimiento acerca de Jesucristo y como desarrolló su ministerio aquí en el mundo. Tuvo que enfrentar diversas situaciones y en la mayoría de ellas fue motivado por el amor. Los detalles acerca de la actuación de Jesús no se dan solamente para que los sepamos, sino para que sirvan de ejemplo y motivación, “pues como él es, así somos nosotros en este mundo” v.17. El apóstol también explicó que cuando el amor practicado es según el principio divino, “no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor” v.18. Ahora resume el tema indicando que el amor que tenemos para con Dios no comenzó con nosotros, sino “él nos amó primero” v.19. Nosotros confesamos nuestro amor a Dios al mismo tiempo que reconocemos que es el resultado de haber aprendido que Jesús dijo: “no me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros” Juan 15:16.

Todo lo que Dios ha hecho a favor de nosotros es la manifestación del carácter de su persona. Dios no es egoísta, aunque Satanás trató de sugerir a Eva que así fuera Dios a causa de la prohibición de comer del árbol en el medio del jardín. La amplia provisión de muchos otros árboles desmiente tal idea. El único árbol reservado fue un símbolo de su autoridad y Dios pidió que ella fuera respetada. El amor genuino de Dios no es un sentimiento como lo experimentan los enamorados. El amor de Dios es una característica de su personalidad y por medio de ella es motivado a actuar. Se define el amor como el interés en el bienestar de otra persona. Cuando consideramos lo que Dios ha hecho a favor nuestro, por cierto ¡Dios es amor! No es solamente el deseo de favorecer al ser humano con bendiciones, sino Él busca activamente entrar en su vida y dejarle preparado para estar en su presencia por toda la eternidad. Por eso, “le amamos a él, porque él nos amó primero”.

Un hombre hospitalizado de más de 80 años de edad declaró que no creía que Dios fuera amor porque estaba enfermo. Tuvo un visión muy reducida de Dios pensando solamente en su cuerpo que él había usado a su antojo muchos años sin tomar a Dios en cuenta. Una mujer en la calle cerca del mismo hospital no quiso escuchar nada de este Dios de amor por problemas propios en su vida. A pesar de lo que la gente piensa Dios sigue amando. Dios es amor eternamente. Es la demostración de la excelencia de su carácter. Un hombre rico hincó la rodilla delante del Señor Jesús y preguntó “¿qué haré para heredar la vida eterna?” Marcos 10:17. Jesús repitió algunos de los diez mandamientos y el hombre dijo: “todo esto lo he guardado desde mi juventud” v.20. Le faltaba algo y “Jesús, mirándole, LE AMÓ, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz” v.21. Su sinceridad fue puesta a prueba en relación a su prójimo. En vez de someterse al Señor y obedecerle, prefirió sus riquezas. Afligido “se fue triste, porque tenía muchas posesiones” v.22. Se alejó del Señor con los ojos de su amor clavados en su espalda. Amó más sus posesiones que a Cristo. Rechazó el evangelio del amor y se perdió. Los que llegan al infierno lamentarán para siempre su elección de desaprovechar la provisión hecha por Dios en Cristo Jesús. Mientras tanto los que somos salvos seguiremos amándole “a él, porque él nos amó primero”. –daj