Proliferan los falsos profetas que niegan la divinidad del Señor Jesús. No le reconocen como el Hijo de Dios, venido del cielo para llevar a cabo la obra por la cual Dios salva al pecador. Juan llama a los tales “anticristos”.

“Y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y éste es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. 1 Juan 4:3.

En el verso 2 los destinatarios son llamados a reconocer a las personas en quienes el Espíritu Santo mora. Habían de hacerle por medio de requerir una confesión tocante a la persona de Jesucristo. Debido a los falsos profetas que habían salido, los hijos de Dios tenían que ejercer sumo cuidado para no dar oído a los engañadores. Los cristianos hacían la prueba por medio de su testimonio para saber si decían la verdad o no. Se esperaba que la persona afirmara que “Jesucristo ha venido en carne”, es decir, que Jesús de Nazaret, nacido en Belén, muerto en la cruz y ahora resucitado y glorificado en el cielo, era Dios mismo manifestado en carne. Tal afirmación es la doctrina más importante de la fe cristiana y quien no lo crea “no es de Dios” v.3. Jesús mismo había advertido sobre los mismos durante su ministerio público: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” Mateo 7:15. El efecto desastroso causado por lobos en un rebaño de ovejas presenta claramente lo que es el resultado cuando es permitido a los falsos profetas a enseñar.

La enseñanza del apóstol en el texto de cabecera califica al que no cree como un anticristo si no confiesa que Jesucristo sea Dios. Hay que distinguir entre el personaje mencionado en el Apocalipsis como anticristo y los que tienen el espíritu de anticristo. Los tales niegan la verdad acerca de la divinidad de Jesús. Hay ciertas religiones que reclaman ser cristianas pero niegan que Jesucristo sea EL Hijo de Dios, Él Único. Estas son usadas por el diablo para confundir a los seres humanos. En varias oportunidades hemos aplicado a los miembros de sectas falsas la prueba sugerida en 1 Juan 4:2-3. Ellos no afirman que Jesucristo viniera del cielo como Dios, tomando forma humana para realizar la obra redentora en la cruz. A los tales no prestamos oído pues son enemigos de la cruz de Cristo.

Pablo el apóstol también hizo hincapié en esta gran verdad de que Cristo era Dios. Nos conviene transcribir lo que él escribió a los Filipenses. “Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” Filipenses 2:5-11. ¿Puede Ud. decir amén a esta gran verdad? –daj

Lectura Diaria:
1 Cronicas 4:24-5:26 [leer]
/Ezequiel 7 [leer]
/Juan 1:19-51 [leer]