El mundo premia a los vencedores. Especialmente en el ámbito deportivo y académico. Pero hay otros vencedores cuyos laureles no se marchitarán nunca. Estos vencedores son los que gana victoria en la vida cristiana.

“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.” 1 Juan 4:4. 

En el verso anterior, Juan hizo referencia a las personas que no confiesan a Jesucristo como Dios venido en carne humana. Estas son motivadas por un espíritu anticristo y tales personas abundan en el mundo hoy. En el texto de cabecera, Juan declara que los que creen en Jesucristo como el Hijo de Dios son de Dios. Pertenecen a la familia de Dios por haber rechazado el error y por haber creído en Cristo el Salvador. Una característica de los que son de Dios es que han vencido. ¿En qué sentido son vencedores? Los pregoneros del error imbuido por el espíritu anticristo hicieron un intento de engañar y hacer tropezar a estos creyentes. Sin embargo, ¡los creyentes no les hicieron caso! Se negaron a caer en la trampa y por eso se ven como vencedores porque no creyeron la falsa doctrina. Necesitamos más vencedores de esta índole hoy en día.

¿De dónde viene el poder para mantenerse firme frente al error? La respuesta viene en seguida, “porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. El que estaba en ellos era el Espíritu Santo de Dios. Fue por medio de Él que se mantuvieron incólumes cuando el diablo vino con sus engaños. El contraste está entre “el que está en vosotros” y “el que está en el mundo”. El Espíritu Santo está presente en el salvado y el espíritu maligno quien es el diablo está en los mundanos. El Espíritu Santo capacita al hijo de Dios para que pueda resistir la seducción del diablo. Solamente la gracia de Dios obrando en la vida del creyente le hace vencedor. El que mora en el corazón del hijo de Dios es infinitamente más poderoso que “los gobernadores de las tinieblas de este siglo” Efesios 6:12.

El Espíritu Santo tiene un magnífico ministerio en cada hijo de Dios. Enseña, ilumina, santifica, protege, fortalece, y preserva al creyente para la gloria de Dios. Cada uno de nosotros podemos sentirnos bendecidos sobremanera por lo que Dios ha hecho por su gracia en nuestra vida. –daj

Lectura Diaria:
1 Cronicas 10-11 [leer]
/Ezequiel 12 [leer]
/Juan 4:1-30 [leer]