Cuando Dios pide a sus hijos que demuestren el amor, no espera que manufacturemos este amor. El Espíritu Santo lo ha puesto en nuestro corazón. Por tanto nos ha capacitado para obedecerle.

“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.” 1 Juan 4:7.

Habiendo establecido que los que conocen a Dios reconocen al “espíritu de verdad” y por eso los cristianos se deleitan en leer la Biblia por sí mismos, también se deleitan en reunirse para alimentarse de la enseñanza basada en ella. Ahora Juan a trata un tema predilecto de él, el tema del amor. Como los productos en el mercado son conocidos por las marcas de sus fabricantes, así la marca especial con que los discípulos de Cristo deben ser distinguidos es el amor. La palabra AMOR y sus derivados sale 43 veces en esta carta, y de ellas 32 están en la sección entre el texto de hoy, 4:7 hasta 1 Juan 5:3. Jesús dijo: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” Juan 13:35.  ¿Se ve la marca del amor de Cristo en la manera suya de vivir? No es difícil aceptar la admonición de Juan para amarnos unos a otros. Fue una característica de él mismo. Entre los apóstoles, él menciona el tema más que los otros. Se deleitaba en identificarse en su evangelio como “aquel al que amaba Jesús” Juan 20:2.

El amor verdadero tiene su origen en Dios, v.7. El nacido de Dios es una persona que ha sido convertido en hijo de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús. Ha experimentado el “segundo nacimiento” como Jesús dijo a Nicodemo. Todo nacido de Dios tiene vida eterna y con ella viene la capacidad de amar como Dios ama, “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” Romanos 5:5. El amor verdadero puede manifestarse porque tenemos el Espíritu Santo en nosotros. Los nacidos de Dios aman porque el amor tiene su origen en Él. El Padre quiere que manifestemos su carácter. Nuestra vida debe dar evidencia que por medio de Cristo conocemos a Dios.

La presencia del amor en la vida echa fuera el odio, la envidia, la ira, la malicia, y otras manifestaciones de la carne. El pecado tiene su origen en la vieja naturaleza que es contraria a Dios, “porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu” Romanos 8:5. El amor se ve en todas las esferas de la vida. La lista comienza con el amor que se deleita en agradar a Dios. El amor se manifiesta en el amor hermanable, entre esposa y esposo, entre los hijos, hacia los compañeros y se extiende para incluir a las personas que todavía no han creído a Dios. Dios mismo ya lo ha demostrado, “De tal manera amó Dios AL MUNDO…” Juan 3:16. El texto de cabecera debe ser más que un lindo pensamiento. Es una exhortación que requiere ser obedecida: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios”. –daj

Lectura Diaria:
1 Cronicas 26-27 [leer]
/Ezequiel 23 [leer]
/Juan 8:31-59 [leer]