Creer en Cristo solamente pensando en llegar al cielo es quedarse corto de lo que Dios tiene en mente. Creer en Cristo afecta la vida actual mientras estamos en la tierra.

“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.” 1 Juan 5:1.

 

Cuando el evangelio es presentado, requiere que el pecador crea en Cristo Jesús para ser salvo. Sin embargo, hay un requisito que no debe pasarse por alto. La persona que ejerce fe en Cristo tiene que creer que Él es EL CRISTO. Creer en el histórico Cristo como algunos lo llaman no es suficiente. Algunos que hablan del “histórico Cristo” no ven más allá de un ser llamado Jesucristo que vivió aquí en el mundo sin aceptar que fuera Dios manifestado en carne. Algunos presentan a Jesús como “un dios” entre varios. Hay sectas falsas que no aceptan que Jesús fuera el Hijo de Dios encarnado, es decir, Dios mismo tomando forma humana para realizar la obra de salvación. Dicen que creen en Cristo como un ser humano bien desarrollado, pero no como el Emanuel que significa “con nosotros, Dios”.

 

La gran verdad que debe ser creída es que Jesús es EL Cristo. Jesús que nació en Belén y fue criado en Nazaret era nada menos que EL CRISTO prometido, el Mesías que había de venir a redimir a su pueblo Israel. Ninguna otra creencia se necesita; nada la puede sustituir. La confesión de Cristo como el Hijo de Dios es la declaración que Dios quiere escuchar de todo ser humano. Jesús preguntó directamente a sus discípulos, “y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Mateo 16:15. Pedro se encarga de responder: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” v.16. Marta, hermana de Lázaro recibió enseñanza de Jesús que Él era “la resurrección y la vida” Juan 11:25. Luego Jesús le preguntó “¿Crees esto?” v.26. Marta no titubeó en confesar su fe, pues “le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo” v.27. Claramente Marta creía que Jesús había venido del cielo y en él puso su fe. También el centurión encargado de la crucifixión dijo algo similar y fue acompañado de otros; “el centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús,… temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios” Mateo 9 27:54.

 

El texto de cabecera declara que creer que Jesús es el Cristo produce nacimiento espiritual. Por el nacimiento físico de nuestros padres llegamos a este mundo. El nacimiento espiritual ocurre cuando creemos que Jesús es el Cristo. Ser nacido de Dios nos introduce en la familia de Él. La vida espiritual recibida produce amor para con Aquel que nos dio vida, Aquel que nos engendró. Este amor se extiende a incluir a otros. Es tener amor para con los otros familiares que igualmente han sido engendrados por Dios. En base de esta verdad, el Señor espera que nos amemos mutuamente; “pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros” 1 Tesalonicenses 4:9. ¿Están cumpliendo con lo que Dios espera ver en nosotros? –daj

 

Lectura Diaria:
Génesis 4:1-5:32 [leer]
/Job 6:1-7:21 [leer]
/Mateo 4:1-25 [leer]