El texto de hoy es uno de los más difíciles de interpretar en esta epístola de Juan. Conviene recordar que la enseñanza principal en esta sección es interceder por otros ante Dios pues sabemos que Él nos oye.

 

“Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.” 1 Juan 5:16.

 

Juan el apóstol ha venido declarando ciertas verdades que deben animar al cristiano a orar por otros. Hay verdades que nos conducen a tener confianza en Dios pues nos oye cuando “pedimos alguna cosa conforme a su voluntad” v.14. Entre las peticiones puede haber peticiones personales que tienen que ver con la persona que pide. Hay otras peticiones que son generales, es decir, ciertos deseos que tienen que ver con una familia, un pueblo, una nación, en fin, un grupo de cualquier tamaño. Hay otras peticiones que son puntuales como la mencionada en el texto de cabecera. Es una petición en que pedimos por un hermano para que sea restaurado después de haber pecado y por tanto perdió el gozo de la comunión con Dios. Pablo trató un tema similar en su carta a los gálatas; “hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre” Gálatas 6:1.

 

Juan se refiere a un acto pecaminoso cometido por un hermano visto por otro. Dios indica que no hay hacer la “vista gorda”, sino debe buscar la restauración del hermano: “pedirá, y Dios le dará vida”. En otra parte de esta epístola Juan habló de la posibilidad de que un cristiano peque. La instrucción destacó la necesidad del culpable confesar su pecado para que “la sangre de Jesucristo su Hijo” le limpie. 1 Juan  1:7. En el pasaje de hoy la instrucción nos llama a interceder a favor del otro. La intercesión podría incluir una conversación con el afectado. En su pequeña carta Judas dijo algo similar: “Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna. A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne” Judas 1:21-23.

 

La mención de un pecado que “no sea de muerte” y otro que es “de muerte” ha provocado muchas interpretaciones. No hay pecado especificado por nombre. Parece sugerir que es un pecado de tal gravedad que el desenlace sería la muerte, o alguna forma de separación. Hay listas que incluyen el homicidio, el suicidio, el adulterio o algún pecado reiterado. También han mencionado la blasfemia contra el Espíritu Santo, la apostasía, o la idolatría. Sin embargo, hay casos en la Biblia de personas que cometieron estos pecados y después fueron  restaurados. Tertuliano decía que los pecados más groseros no tenían perdón.  De ahí la idea diferenciando entre pecados veniales y mortales. Son llamados “Los Siete Pecados mortíferos.” El Nuevo Testamento no hace ninguna distinción. ¿Cuándo se debe pedir? Se supone que el cristiano espiritual sabrá responder cuando conoce el caso. Las faltas no apagan la esperanza ni la fe. Más bien, es una llamada a orar sabiamente. Oramos por los que se embarcan por un camino contrario a lo que Dios aprueba. Queremos que se vuelvan. Nuestro Dios quiere que el corazón nuestro para con los que se extravían sea un reflejo del corazón de Él. “… vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” Isaías 55:7. –daj

 

Lectura Diaria:
Éxodo 13:1-14:4 [leer]
/Salmos 47:1-48:14 [leer]
/Hechos 7:1-29 [leer]