Dios no ha dejado a sus hijos viviendo en el mundo ignorantes de la verdad. La Palabra de Dios revela mucho que debe tener un efecto práctico en nuestra vida porque somos de Él.

 

“Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.” 1 Juan 5:19.

 

En los últimos cuatro versículos de esta epístola se repite la palabra “SABEMOS”, tres veces. Juan se incluye a sí mismo en lo que afirma haciendo destacar que estas verdades pertenecen a todo “nacido de Dios” v.18. SABEMOS, porque tal conocimiento viene por revelación de parte de Dios. Si Dios lo ha dicho, ¿por qué dudar? En el Antiguo Testamento se relata el caso de un rey llamado Balac de Moab. Balac se sintió alarmado por las victorias conseguidas por Israel sobre los amorreos. (Números 21:25). Envió regalos a un profeta llamado Balaam que tenía fama como adivino. Pidió que viniera para pronunciar una maldición en contra del pueblo de Israel. Balaam no quiso ir pero al final llegó a pesar de los problemas que tuvo en el camino. Llegado donde Balac, Balaam halló que cada vez que abría su boca para maldecir, salía una bendición. Su explicación destaca lo que nosotros los cristianos sabemos: “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. ÉL DIJO, ¿Y NO HARÁ? HABLÓ, ¿Y NO LO EJECUTARÁ?” Números 23:19. Por eso los hijos de Dios podemos vivir totalmente confiados en lo que Dios ha dicho en su Palabra. Con razón Juan dice, “SABEMOS”.

 

El verso 18 enseña que los nacidos de Dios, es decir, los hijos de Él, no practican el pecado habitualmente. Los mismos son guardados por Aquel que les salvó. Ellos son protegidos de los ataques que del diablo lanza en su contra para hacerles tropezar y no vivir una vida santa. El texto de cabecera habla de dos cosas más que sabemos. Cada persona salvada por la gracia de Dios sabe que Dios es su Padre, Cristo es su Salvador y el Espíritu Santo vive en su ser. “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” Romanos 8:16. También sabemos que el mundo está bajo el maligno. Si “somos de Dios” es porque nacimos de arriba y ya somos poseedores de vida nueva. Dios “nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y (nos ha) trasladado al reino de su amado Hijo” Colosenses 1:13. En vez de obedecer las órdenes del maligno, acatamos la voluntad de nuestro Salvador, al amado Hijo.

 

La expresión “el mundo” se refiere al mundo de la humanidad y no el mundo material. Es el mundo dominado por Satanás. Es el mundo que el creyente en Cristo ya dejó cuando se convirtió en hijo de Dios por fe en el Salvador. Juan ya se refirió a los jóvenes cristianos que vivían bajo al dominio de Cristo y no hacían la voluntad del diablo: “os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno” 1 Juan 2:13. La actividad satánica data del comienzo porque Caín era del maligno “y mató a su hermano” 1 Juan 3:12. Bajo el poder del maligno, hay maldad. La vida de los hijos de Dios es muy diferente. Dios es benigno, amoroso, y lleno de bondad. Es por eso “aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado” v.18. Jesús dijo a sus discípulos en el aposento alto, “ejemplo os he dado,… de cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió.  Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis” Juan 13:15-17. Dicho de otra manera, si SABEMOS estas cosas, mostremos que realmente somos de Dios. –daj

 

Lectura Diaria:
Exodo 22:1-23:9 [leer]
/Salmos 64:1-65:13 [leer]
/Hechos 12:1-25 [leer]