La primera carta del apóstol Juan tiene cinco capítulos que en total contienen ciento cinco versículos. Al finalizar su carta usa solamente seis sencillas palabras apelando con ternura a los destinatarios a cuidarse.

 

“Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.” 1 Juan 5:21.

 

Juan usa un modo favorito para dirigirse a los cristianos al final de su libro. A través de la carta ha enseñado lecciones profundas y tocado temas de suma importancia para el cristiano. No se embarca en un discurso florido para despedirse. Menciona tres cosas sencillas usando seis palabras fáciles de entender. Deja una nota tierna, una advertencia referente al futuro y un deseo sincero. Juan amaba a los destinatarios pues le llaman “hijitos”. Es como un padre que toma en brazos a su hijo y le da un beso acompañado de un consejo. Así trató Juan a los creyentes. Muchos de nosotros nos hemos sentido bien al escuchar este apelativo de nuestros padres o de consejeros que buscaban nuestro bien. Juan apela a nosotros llamándonos “hijitos”.

 

La petición “guardaos de los ídolos” parece desvinculada de los temas que Juan ha venido tratando. Al usar la palabra “ídolos”, Juan habla de algo o alguien que se interponga entre el cristiano y su Padre Celestial, o entre el discípulo y Cristo Jesús su Maestro. Hay que evitar este tipo de distracción a todo costo. Había tratado diferentes temas como el mundo y la necesidad de vencer sus tentaciones. Mencionó el pecado incluyendo un pecado a muerte. También enseñó sobre el Espíritu Santo y la vida eterna. Ahora responsabiliza a los cristianos a tomar cuidado de no entregarse a los ídolos. Un ídolo puede ser cualquier objeto o actividad que toma el lugar que Dios debe ocupar en la vida. No tiene que ser un objeto hecho de madera o de yeso o de material metálico. El deporte, la familia, el trabajo, los estudios, cualquier cosa que impida que sirvamos a Dios puede ser un ídolo. Lo que pudiera afectar nuestro amor para con el Señor podría llegar a ser un ídolo. Es la responsabilidad de cada uno evitar que el amor sea dedicado a otras cosas y quitado de Dios.

 

Pablo el apóstol también trató el tema de la idolatría y en Colosenses 3:5 diciendo “haced morir, pues, lo terrenal en vosotros:… malos deseos y avaricia, que es idolatría” La avaricia puede dominar la mente y hacer perder el gozo de su relación con Dios. Pedro el apóstol escribió a los creyentes con ternura también: “así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza” 2 Pedro 3:17.

 

La palabra “Amén” con que finaliza el libro significa sencillamente, “así sea” o “de cierto”. He escuchado a personas sugerir un procedimiento y alguien responde “amén”. Juan ha hecho su apelación final y con decir “Amén” expresa su deseo que su petición sea llevada a cabo. ¿Qué decimos nosotros? –daj

 

Lectura Diaria:
Exodo 29:1-37 [leer]
/Salmos 76:1-77:20 [leer]
/Hechos 17:1-15 [leer]