Juan el apóstol ya ha dicho, “no améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo”. Vuelve al tema y explica que los hijos de Dios poseen el poder para vencer al mundo. La clave está al alcance todos – LA FE.

 

“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” 1 Juan 5:4.

 

Cuando una persona tiene a Cristo por Salvador, experimenta un fenómeno en su vida; su actitud hacia Dios y para con sus prójimos cambia. En vez de indiferencia o rechazo, siente amor para con ellos. Ama a Dios profundamente por haberle perdonado sus pecados y por recibirle como hijo nacido en su familia. Si antes de convertirse en seguidor de Cristo consideraba la vida cristiana exigente o restrictiva, ahora se deleita en vivir su vida para agradar a Dios. Como dijo Juan en el verso anterior, “éste es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”. No se trata de mandamientos inventados por los hombres, sino los que Dios ha dejado registrados en la Biblia. Al obedecer a Dios, halla que los mandamientos de Él no son “pesados”, sino da placer cumplir su voluntad. Cuando Jesús invitó a venir a Él, dijo: “llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” Mateo 11:29-30. Millones pueden testificar que la vida superior es la que vivimos en comunión con Dios.

 

Convertirse en cristiano no significa que vaya a estar libre de afán o de sufrir. Aún siendo cristiano puede encarar la tentación de abandonar la fe y dedicarse a la corrupción que hay en el mundo. Como dice nuestro texto el “nacido de Dios” tiene los recursos para vencer al mundo, o sea, halla poder para decir que NO a entregarse a los placeres que el mundo ofrece pues están en contra de lo que agrada a Dios. Cuando uno vive en comunión con Dios buscando agradarle, echa mano a las promesas en la Biblia y no sucumbe a la tentación, sino gana la victoria sobre ella. Por ejemplo, una promesa especial del Señor Jesús es la que dice: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros” Juan14:18. 6  Pedro el apóstol llama a los hijos de Dios a humillarse “bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” 1 Pedro 5:6-7.

 

Vencer la tentación no es el producto de estudios profundos ni auto flagelación. Existen historias de hombres y mujeres que se enclaustraban en monasterios apartados, algunos durmiendo sobre tablas en circunstancias inhóspitas. Pretendían salir victoriosos sobre el pecado como lo que hay en cada corazón. Esto no es la forma indicada por la Biblia, sino “ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. La posibilidad de vencer está abierta a todos; es vivir por fe sujetándose a la voluntad de Dios. La fuente del poder para vencer está en obedecer por fe lo que Dios ha dicho. Al permitir que la fe tenga más efecto en la vida, el mundo pierde su atracción. No hay nada que pueda comparar con el placer de vivir por fe. “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” Romanos 1:17. –daj

 

Lectura Diaria:
Génesis 20:1-21:34 [leer]
/Job 23:1-24:25 [leer]
/Mateo 11:2-30 [leer]