Dios no se ha dejado sin tener un constante testimonio a su Hijo. No hay un solo testigo, sino en la meditación de hoy, tres son mencionados. Y los tres están de acuerdo.

 

“Porque tres son los que dan testimonio. “ 1 Juan 5:7.

“El Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan”. 1 Juan 5:8.

 

Al leer los textos de cabecera, cualquier lector de la Biblia se da cuenta que hay algunas palabras que no están incluidas. Basándonos en las observaciones de respetados eruditos, expertos en el griego y el texto bíblico, los versos siete y ocho en la cabecera son el texto original. Las otras palabras no incluidas en esta meditación no formaron parte del texto original. Se piensa que quizás fuera un intento sincero de algún escriba para enfatizar el testimonio del la Trinidad. No es necesario pues tal como sale, basta para demostrar hay tres testigos pero un solo mensaje. Hay amplio material disponible que explica como las palabras dejadas fuera no estuvieron en el principio.

 

Jesús anunció antes de morir cuál sería la obra del Espíritu Santo después de su venida. “Cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” Juan 25:26. A los diez días después de su ascensión al cielo, vino el Espíritu Santo precisamente en el día de Pentecostés, día festivo del pueblo de Israel. En este capítulo Juan el apóstol se refiere a esta gran verdad. Al referirse al agua y a la sangre, Juan destaca dos eventos singulares que cual hitos marcaron los dos extremos de la vida pública de Jesús. Jesús fue declarado Hijo de Dios en su bautismo en agua, pues saliendo del agua “… le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Éste es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia” 2 Pedro 1:17.  Así el Padre declaró su contentamiento con la vida perfecta de Jesús desde su entrada al mundo hasta los 30 años de edad cuando comenzó su ministerio público.

 

Jesús fue atestiguado como Hijo de Dios en su muerte. El centurión encargado de la crucifixión dijo: “verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” Marcos 15:39.  Además de la declaración del centurión, Pablo se refirió al testimonio de la resurrección porque  “…fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos” Romanos 1:4. Hoy el Espíritu de la verdad cumple con lo que Jesús dijo acerca de Él; “cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio… Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad;… Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” Juan 16:8, 13-15. El texto de cabecera dice que “estos tres dan testimonio” y “estos tres concuerdan”. Cada vez que predicamos el evangelio o enseñamos acerca de Jesús, es un testimonio a Él como el Hijo de Dios. “Y vosotros daréis testimonio también” Juan 15:27. Gracias a Dios porque tenemos la verdad para propagar, practicar y predicar. –daj

 

 

Lectura Diaria:
Génesis 36:1-43 [leer]
/Salmos 9:1-10:18 [leer]
/Mateo 20:17-34 [leer]