Un lindo nombre que algunos padres cristianos han dado a sus hijas es “Priscila”. ¿Acaso saben éstas que es nombre de una mujer noble y destacada mencionada en la Biblia? Por cuatro días vamos a considerar las actividades de Priscila, esposa de Aquila.

 

Y (Pablo) halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos.” Hechos 18:2

 

Entre las mujeres de renombre mencionadas en el Nuevo Testamento se yergue la figura de Priscila. Poco sabemos de ella, pero de lo poco que se desprende, era una persona muy especial, actuando en compañía de su marido. No se sabe cuándo se convirtió Priscila, pero es claro que fue utilizada por el Señor Jesucristo su Salvador para ministrar a otros. Esta mujer no ocultó el hecho de pertenecer a Cristo, sino en forma sencilla y aceptable, tocó a otras vidas para la gloria de Dios. ¿Cuál fue su forma de hacerlo? Primeramente por sus hechos y luego en sus palabras ella transmitía su conocimiento personal de que Cristo que había muerto por sus pecados y resucitado para justificarla delante de Dios.

 

Priscila fue una mujer en la cual el Señor inculcó ternura, sensibilidad, firmeza y fidelidad, virtudes que fueron bien utilizadas en su servicio. Se entregó a sí misma con todas sus cualidades y su capacidad en las manos del Señor. Parece que desde el momento en que conoció a Jesucristo como su Salvador, tuvo dedicación y devoción hacia El. Son cualidades que cada uno debe desear tener para ser útil en las manos de Dios. El mundo está lleno de egoísmo y crueldad y una persona cariñosa brilla como una luz en medio de las tinieblas.

 

Priscila era casada con Aquila, un judío de Ponto. Esta era la provincia ubicada al sur del Mar Negro que hoy está en el país de Turquía. Este matrimonio vivía en Roma hasta el año 50 o 52 cuando un decreto del emperador Claudio en contra de todos los judíos les obligó a salir de aquella ciudad. Se radicaron en el sur del país de Grecia, viviendo en la ciudad de Corinto, capital de la provincia de Acaya. Corinto era un próspero puerto, notorio por su corrupción. Tenía un templo de la diosa del amor, donde más de 1.000 prostitutas religiosas oficiaban. Lo relacionado a la adoración de esta diosa había hecho de Corinto un centro de inmoralidad. En este ambiente, esta pareja estableció su nuevo hogar. Ellos mostraron la pureza moral que Dios quiere ver en el ser humano, y no la sensualidad inmoral que es tan evidente en la sociedad hoy. Dios necesita más que nunca que los matrimonios se sujeten a Él para testificar de su amor y santidad. –MER/daj

Lectura Diaria:
Josué 14-15 [leer]
/Isaías 10:5-34 [leer]
/1 Tesalonicenses 1-2:12[leer]