Antes de embarcarse en una actividad, todo cristiano debe tener presente si lo que pretende hacer es según la voluntad de Dios. Si no, puede suceder un desastre. Los israelitas peleaban contra los filisteos y tomaron una decisión equivocada.

“¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? Pues sólo tú eres santo.” Apocalipsis 15:4.

Los capítulos 4 5 y 6 de 1 Samuel relatan un episodio triste en la historia de los israelitas. Sin consultar a Dios ni a Samuel, los israelitas salieron a pelear contra los filisteos y cuatro mil hombres murieron (1 Samuel 4:2). Antes de una próxima batalla, los líderes del pueblo analizaron la situación y decidieron traer el arca del pacto de Dios desde Silo (1 Samuel 4:3) para que les acompañara en la batalla. No consultaron a Samuel el profeta. En su condición de alejados de Dios, creían que la ayuda de Jehová estaba relacionada con el símbolo de su presencia. Era la creencia pagana en aquellos días, pues los pueblos solían llevar sus ídolos a las batallas. Los israelitas tendrían que aprender que el poder viene de UNA PERSONA, y no de un OBJETO.

Los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, encabezaron el grupo que trajo el arca. Fue un acto de rebeldía contra Jehová, pues no tomaron en cuenta lo sagrado del mueble. Basándose en el parecer humano, van en contra de la voluntad de Dios. Las ideas y prácticas humanas a menudo contravienen los deseos de Dios. Hay una importante lección que debemos aprender de todo eso; tener presente que el símbolo del poder divino no es garantía del éxito. Mucha gente religiosa hoy día piensa que los crucifijos, los amuletos, o algún objeto que tiene en su cuerpo traerán la bendición de Dios hacia ellos. Es la obediencia a la Palabra de Dios que permite que Él obre a nuestro favor. (1 Samuel 2:30).

En Deuteronomio 20:1-4, hay unas promesas que Jehová hizo a su pueblo para cuando salieran a pelear en una batalla. Sin embargo, estas promesas solamente son válidas cuando las actividades guerreras se hacen bajo la voluntad de Dios. Llegada el arca al campamento de Israel, hubo gritos de alegría, pues pensaban que una victoria fuera garantizada con el símbolo de la presencia de Dios en el campamento. Los filisteos escucharon la gritería e interpretaron el acontecimiento como que “ha venido Dios al campamento” 1 Samuel 4:7. Los filisteos recordaron la dramática salida de los israelitas desde Egipto muchos años antes y tuvieron miedo que lo mismo que pasó a Faraón les pudiera pasar a ellos. En vez de amedrentarse, los filisteos se animaron para ser más valientes y salieron a pelear propinando una derrota vergonzosa a los israelitas. Los israelitas procedieron equivocadamente y como consecuencia iban a sufrir varios años por su necedad. Lo triste es que los sacerdotes que debían haberles dado orientación correcta aprobaron la sacada del arca. El pueblo fue mal guiado por los sacerdotes puestos por Dios para honrarle. Fallaron en su cometido. (Continuará) –daj

Lectura Diaria:
1 Cronicas 28 [leer]
/Ezequiel 24-25 [leer]
/Juan 9:1-17 [leer]