Los filisteos tuvieron que aprender que Jehová, Dios de los israelitas era Celoso y no toleraba el trato profano que daban al arca. Es una lección importante que todos deben aprender—Dios es Santo.

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Romanos 5:1

Los filisteos que capturaron el arca la colocaron en el templo de Dagón, su dios predilecto. Dagón fue un ídolo y nada más, pero le atribuyeron poderes imaginados. Para los filisteos era un lugar sagrado, pero para Dios, era un lugar profano. Dios no tolera que lo que simboliza su presencia comparta el espacio con nadie, y menos con un ídolo. Cuando el honor de Dios no es respetado, Él lo defiende. A la mañana siguiente los sacerdotes de Dagón hallaron que “su dios” había caído delante del arca. Al día siguiente otra vez Dagón se halló en el suelo, y esta vez con la cabeza y las manos cortadas. Si en la primera oportunidad pudieron haber pensado que fuera un accidente, en la segunda, tendrían que haberse dado cuenta que la caída y los destrozos se debían a la presencia del arca del Jehová. El juicio sobre Dagón demuestra que no tenía ningún poder frente al arca de Jehová, y precisamente las partes de su “cuerpo” que fueron cortadas tenían relación con el pensar y el hacer. El juicio de Dios debió haber hablado a los filisteos de la impotencia de su ídolo. Es una lección para nosotros, pues sabemos que el reino de Satanás caerá ante el reino de Cristo; el error caerá ante la verdad. Los filisteos quedaron bien enseñados acerca del Dios vivo por lo acontecido a su ídolo.

No se puede atribuir toda desgracia ocurrida en la vida al juicio directo de Dios como en el caso de Dagón. Sin embargo, hay ciertas experiencias que infunden el temor a Dios. Junto con el juicio sobre Dagón, venía una plaga de ratones y tumores sobre los filisteos. Los tumores eran una especie de ampolla. Además de ser infecciosas, sangraban. En algunos casos eran malignas y a veces tenían consecuencias fatales. Estando el arca en Asdod, se agravó la mano de Dios en contra de los filisteos. Ellos ya no querían más problemas. Quizás pensaban cuando capturaron el arca que les iba a ir bien. En vez de reconocer a Jehová como el Dios verdadero, decidieron que “no quede con nosotros el arca del Dios de Israel”, y la enviaron a Gat. (1 Samuel 5:7-8).

En Gat, hubo personas que también sufrieron el juicio de Dios. (v.9). Desde Gat fue enviada a Ecrón, hecho que causó consternación entre los ecronitas. Con todo esto los filisteos no entendieron que el Dios de los israelitas era el Único vivo y verdadero, y Jehová no toleraría el trato profano que ellos daban al símbolo de su presencia. Siete meses estuvo el arca en la tierra de los filisteos y fueron meses de aflicción bajo la dura mano de Dios. (1 Samuel 6:1). El pecador que rehúsa dejar su pecado también prolonga su propio sufrimiento. Los filisteos decidieron devolver el arca. Pensaban que Jehová estaría complacido si enviaran joyas de oro, y figuras idolátricas de la plaga que han sufrido. Los filisteos querían comprar la paz con Dios, pero tales intentos siempre fracasan. En el mundo hay un sistema errado que busca a Dios por medios que Él no reconoce. Es solamente la fe en Cristo que trae justificación. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Romanos 5:1 — (Concluida) DAJ

Lectura Diaria:
2 Cronicas 5:6-11 [leer]
/Ezequiel 29-30:19 [leer]
/Juan 11:1-27 [leer]