La televisión y la prensa de hoy presentan reportajes de diferentes lugares en el mundo y los pueblos que desarrollan su vida dentro de sus confines. Los valores que cada grupo atribuye a sus prácticas son interesantes. En vista de tanta variedad, ¿hay una forma de vivir que podría ser llamada la vida normal?

 

“Y creó Dios al hombre a su imagen,… Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread…” Génesis 1:26-27.

 

Cuando yo tenía cerca de diez años de edad, vivía en Winnipeg, Canadá. En la Municipalidad donde estaba nuestra casa, aproximadamente treinta a cuarenta por ciento de la población era de ascendencia europea. Predominaban los ucranianos y más de una profesora era de esta etnia. No sabíamos nada de discriminación de razas. Aceptamos sin problemas cuando los niños judíos faltaban para celebrar una fiesta de su religión y fueron anotados como presentes. Nuestros padres explicaron que los europeos no celebraban la Natividad el 25 de diciembre como nosotros, sino el Día de Los Reyes Magos el 6 de enero. Con una diversidad de etnias, creencias, y culturas, ¿cuál sería considerado la convivencia normal? Un amigo, cuyos padres vinieron de Polonia, hablaba bien del pan que su madre preparaba. Un día me convidó una rebanada. Era de masa ácida y casi no me la podía tragar. Para mi amigo, era normal, pero no me gustó a mí.

 

El mundo en que vivimos es tan cambiante. Los cambios rápidos en los productos tecnológicos nos dejan confundidos, y el vocabulario de la juventud nos parece otro idioma. Años atrás era normal que los varones de la casa arreglaban los juguetes, parchaban las bicicletas, reemplazaban las tablas gastadas de las gradas, y luego las pintaron. Eran obras de volver las cosas a la normalidad. Hoy es más fácil botar y adquirir algo nuevo y más novedoso. ¿Podemos hablar de llevar una vida normal? Alguien escribió, “es difícil saber donde anclar nuestra vida”. Para los que somos creyentes en Cristo, deseamos vivir una vida cristiana normal, pero ¿cómo es ella? ¿Cómo se puede definir la vida cristiana normal?

 

Cuando Adán y Eva fueron puestos en el Edén, todos los ingredientes de una vida normal estuvieron presentes. Había un lugar donde vivir y trabajo para hacer. Fueron encargados de tener familia mientras debían ordenar la naturaleza que les rodeaba. Dios les dio autoridad como señores sobre la tierra dejando un solo árbol que tenían que respetar y no comer de él. Fue un símbolo de la autoridad de Dios y su vida normal tendría la característica de obediencia a la voluntad de su Creador. Lo que Dios quería de ellos constituía la vida normal que Él tiene en mente para sus criaturas. Romanos 14:17-19 la resume de esta manera, “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres. Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación”. Esto significa actuar según la justicia de Dios que trae paz y gozo. La vida normal se vive cuando Dios es tomado en cuenta y es obedecido. La vida normal es la vida que se somete a Dios para agradarle en todo. –daj

 

Lectura Diaria:
Exodo 27:20-28:14 [leer]
/Salmos 73:1-28 [leer]
/Hechos 15:36-16:15 [leer]