El tema de la salvación por gracia es mencionada muy a menudo porque hay pensamientos equivocados de cómo ella se obtiene. Lea de Nicolás Rolin y su esposa y lo que hicieron para “comprar” su salvación.

 

 

“Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Efesios 2:8-9.

 

Se cuenta que años atrás en la ciudad de Washington, E.E.U.U., iba a haber un bautismo cristiano. Hubo varios que querían obedecer al Señor en este paso que sigue a la conversión. Esperaban el final de la reunión para entrar en el bautisterio para ser sumergidos en el agua. Entre los que esperaban había un juez de la corte, una dueña de casa, un inmigrante de la China que trabajaba de cocinero, y un joven estudiante, más otros. El predicador que explicaba el significado del tema ante el auditorio, de repente pidió a los asistentes a considerar un hecho obvio. Dijo, “amigos, esta noche al mirar los rostros de estos nuevos creyentes, me doy cuenta que el terreno alrededor de la cruz está plano, pues delante de nosotros hay un juez, un cocinero, una dueña de casa, un estudiante y otros. No ha influido en su salvación su condición socio-económica, su situación racial o nivel intelectual. Es por la pura gracia de Dios que estas personas en cierto momento de su vida creyeron en el Señor Jesús y todos por igual ahora poseen la vida eterna, sin ninguna distinción. Son hijos e hijas de Dios. En verdad, por gracia son salvos por medio de la fe.

 

Muchos tienen una idea equivocada acerca de la salvación. Por ejemplo, un guía conducía a unos turistas que fueron a visitar el hospital de Beaune en Francia. Las visitas escucharon que en 1443, Nicolás Rolin, canciller del duque de Borgoña, Felipe el Bueno, fue el medio de aliviar las numerosas desgracias que existían en el ducado después de la Guerra de los Cien Años. Los turistas se sentían conmovidos, pensando en las abnegadas enfermeras que desde la Edad Media hasta el siglo presente hayan cuidado a innumerables enfermos. El guía que conducía a los visitantes explicó que Nicolás y su esposa decidieron crear ese hospital —  para comprar su salvación.

 

Nadie puede comprar la salvación, ni con dinero, ni con buenas obras. La Biblia afirma explícitamente que no es posible obtener la salvación por medio de obras (Efesios 2:8-9). Afirma enfáticamente que el pecador solamente puede ser justificado gratuitamente por la gracia de Dios (Romanos 3:24). ¡Qué buena noticia! La sangre de Jesús fue derramada para pagar nuestra deuda moral con Dios. Todo aquel que cree en la obra perfecta que el Señor Jesucristo cumplió en la cruz es salvo. ¿Significa esto que un cristiano no debe hacer buenas obras? Al contrario, la Biblia lo recomienda, pero no para ser salvo, sino porque se es salvo. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” Efesios 2:10. ¡Allí está la diferencia!  –DAJ y Amén.

 

Lectura Diaria:
Levitico 4:1-26 [leer]
/Salmos 103:1-22 [leer]
/Hechos 26:19-32 [leer]