Otra de las características de este estado de madurez consiste en la capacidad de entablar comunicación con otros creyentes de una manera provechosa. Veamos a qué se refiere.

“Sed, pues, perfectos” Mateo 5:48

 

La madurez permite conversar edificantemente entre los hijos de Dios, en la guía del Espíritu. Tanto en las reuniones como iglesia como en las conversaciones interpersonales entre creyentes, se cumple lo que Pablo escribe a los Corintios: “Hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen (1Corintios 2:6) donde el contraste con el mundo es manifiesto en cuanto a intereses y motivaciones. Hay creyentes que son muy ilustrados en cuanto a conversar acerca del futbol o de la política, pero en cuanto a las cosas espirituales están incompletos. Pablo invita a ser maduros para poder compartir de las cosas de Dios entre los creyentes.

También, finalmente, el ser perfecto tiene que ver con la madurez global del creyente en todo aspecto, con relación a Dios, con relación a sí mismo, con relación a sus semejantes: “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13). Frente a tal marca que alcanzar pudiéramos caer en la decepción dada nuestra incapacidad. Pablo nuevamente viene a nuestra ayuda, y dice de su propia experiencia: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” (Filipenses 3:12).

Tal como hace algunas semanas estudiábamos brevemente acerca de la santidad, esta también es una travesía infinita, porque requiere poder infinito –divino- para ser lograda en nosotros, un poder que no tenemos, y a la vez infinita porque nunca terminará en tanto estemos en este mundo. Es un objetivo para trabajarlo de por vida y es uno por el que vale la pena orar: “Os saluda Epafras, el cual es uno de vosotros, siervo de Cristo, siempre rogando encarecidamente por vosotros en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere” (Colosenses 4:12). –rc

Lectura Diaria:
Jueces 10:6-11:28 [leer]
/Isaías 31:1-9 [leer]
/1 Corintios 9:24-10:13[leer]