Jesús dijo lo “que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” Mateo 7:12. Hacer bien a todos es considerado la regla del oro. Una ley californiana no fue aplicada así em 2008 y una mujer buena e inocente sufrió por hacer una bondad. Afortunadamente la ley fue cambiada al año siguiente.

 

“Así que, según tengamos oportunidad, HAGAMOS BIEN A TODOS, y mayormente a los de la familia de la fe.” Gálatas 6:10.

 

Pedro el apóstol respondió a la llamada de Cornelio para que fuera a predicarle el evangelio. Al comenzar su discurso, Pedro destacó que Jesús de Nazaret fue ungido con el “Espíritu Santo y con poder” Hechos 10:38. A renglón seguido dijo que “éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. Además del texto de cabecera que nos insta a hacer bien, en la carta a los Hebreos dice: “de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios” Hebreos 13:16. Hacer bien a otros es considerado un sacrificio que se puede dar a Dios y de esto Dios está agradado. Hay una solemne advertencia a los que no se preocupan de este aspecto de la vida cristiana pues “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” Santiago 4:17.

 

La parábola más famosa en la Biblia que enseña este principio está en Lucas 10. Jesús relató del viajero desafortunado que fue atacado, robado y dejado a morir al lado del camino. De los tres transeúntes que pasaban donde él, uno sólo se preocupó de su situación. Se acercó, le avivó, y luego le condujo a un lugar donde tendría cuidado especial para recuperar sus fuerzas. El benefactor es conocido como el buen samaritano y los que se han preocupado de ser buenos con su prójimo a veces son llamados “samaritanos”. Hay muchas anécdotas de los que han hecho esto y deben inspirarnos a hacer bien. De esta manera seremos como el Señor Jesús.

 

Hay un caso que data del 1 de noviembre 2004 que llama la atención por un juicio injusto tocante a una “buena samaritana”. Lisa Torti sacó a una compañera de un auto chocado en la carretera en Chatsworth, California. No sabía que su acto llegaría a ser una aflicción para ella. El accidente ocurrió cuando un grupo de amigos pasaron largas horas alcoholizándose hasta las horas tempranas de la mañana. En el trayecto a la casa, el coche de Alexandra Van Horn se estrelló contra un poste de alumbrado. Lisa se apresuró a ayudar pues dijo que veía humo y temía una explosión. Recién en diciembre, 2008, la Corte Suprema de California falló en su contra pues Alexandra Van Horn se quedó parapléjica y el personal médico atribuye su condición a la sacada de Torti. La ley californiana dice que cualquier persona que presta ayuda en una emergencia sin recibir compensación por ello puede ser considerada culpable por daños ocurridos. Los magistrados pensaron que no fue una emergencia y Torti fue declarada responsable del daño hecho. Tres jueces de la minoría opinaron que tal interpretación impone cierta limitación a los que quisieran hacer bien. No estuvieron de acuerdo con la idea de que los Buenos Samaritanos puedan ser demandados por ofrecer ayuda. El juez de la mayoría escribió fríamente que Lisa Torti no tiene inmunidad por su valentía. Los expertos en la ley han discutido la situación. La preocupación es que un principio tan universalmente apreciado y un acto tan generoso como “hacer bien a su prójimo” llegue a hacer una trampa costosa. Tales casos como el descrito no ocurren a menudo. Los seguidores de Cristo debemos estar dispuestos a ser como nuestro Señor y “según tengamos oportunidad, HAGAMOS BIEN A TODOS” Gálatas 6:10. Post data: En Agosto 2009 una nueva ley cambió la dureza de la anterior en California. –daj

 

Lectura Diaria:
Levitico 19:1-20:27 [leer]
/Salmos 120:1-123:4 [leer]
/Marcos 7:1-23 [leer]