El mandamiento a no hacernos imagen de la divinidad nos hace naturalmente preguntarnos: ¿cómo entonces pudiéramos ver a ese Dios tan grande?

“Dios es Espíritu” Juan 4:24

Dios es infinito en todas sus perfecciones. Por lo mismo, no hay forma en que un objeto finito pueda ser adorado como un Dios infinito.Dios nos invita a oir su voz, no a contemplarle con los ojos. Dios no nos ha dado características acerca demismo. Más bien nos ha dado evidencias de sus perfecciones, pues es omnipresente, omnisciente, poderoso, santo, misericordioso y justo.

En un ídolo el hombre proyecta cómo le gustaría que fuese Dios: manipulable, controlable,  a libre disposición. A los ídolos podemos quitarlos de nuestra vista o ponerlos al centro. Podemos adorarlos como se  nos plazca pues los hemos hecho nosotros. No así con Jehová.

De la Escritura entendemos que Dios no puede ser representado en una pintura o una escultura. Más bien a Él le ha parecido que su semejanza aparezca en nosotros de la siguiente manera: Hallamos la imagen de Dios cuando adoramos. Conforme los hermanos a viva voz expresan las perfecciones de Aquel que nos amó y nos salvó por medio de su Hijo, aparece su persona. Radiante y excelsa.

Dios es visto por medio de la fe en la adoración llevada acabo en espíritu y en verdad (Juan 4:23). El, por tanto, se revela en la adoración consciente de quienes han sido hechos a su imagen y están en una mente con él, los que son suyos, salvados por la fe. Podemos decir, entonces, que la imagen de Dios la encontramos en la iglesia que adora. ¡Qué notable! Damos gracias a este Dios que nos amó y envió su Hijo unigénito al mundo para salvarnos (Juan 3:16). Podemos conocerle, por la fe.

rc

Lectura Diaria:
2 Cronicas 12-13 [leer]
/Ezequiel 35-36:15 [leer]
/Juan 13:31-14:14 [leer]