“El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?“ Mateo 19:20

Vivir engañado con la idea de estar obedeciendo al Señor es una de las manifestaciones más tristes y dramáticas de la depravación del hombre. El que busca ser visto por su bondad y ayuda al necesitado, el religioso que busca sólo poder, el predicador que busca su gloria personal, todo esto lleva a una vida que al final se encuentra con un categórico “nunca os conocí” de parte de Jesucristo (Mateo 7:23)

¿Qué lleva a una falsa seguridad de la salvación? Una comprensión errónea de lo que implica la salvación. Hay una sola verdad bíblica pero hay muchos errores. Uno de los más comunes es el legalismo, el obrar bien como medio para la salvación, el ser “bueno”. Este pensamiento es completamente anti-bíblico pues “por las obras de la ley ningún ser humano será justificado” (Gálatas 2:16). El joven rico presumía de ser bueno (leer Mateo 19:16-22), pero Jesús  evidencia su pecado. Simplemente desafía su rectitud con el primer mandamiento del Decálogo:  “no tendrás dioses ajenos  delante de mí” (Deuteronomio 5:7). El se va triste y expuesto. Ama las riquezas… son su dios. El ejemplo sirve para dejar claro que la idea de que el hombre es el mejor juez en cuanto a su propia rectitud es completamente falsa . Otro error que lleva a una falsa seguridad es el que presupone que la salvación llega por la vía del hacer ciertas cosas, el cumplir ciertas reglas. Los fariseos padecían de este error pensando que por el hecho de ser circuncidados ya formaban parte del reino de Dios. La membresía de una iglesia visible no significa pertenencia a la iglesia invisible. En círculos evangélicos, por ejemplo, el hecho de acudir delante a un llamado, firmar un registro, etc., llevan a una falsa seguridad que pone la esperanza en el acto de venir a Jesús más que en el Cristo crucificado.

Ya lo hemos señalado. Las emociones no indican nada, el pertenecer a una congregación no indica nada, el estar involucrado en el “trabajo de la iglesia”  o cantar en el coro no indica nada. Sólo la fe en Cristo, en su obra única e irrepetible, suficiente, su muerte que fue la retribución que cada uno de nosotros merecía, salva al pecador. Al joven rico le faltaba reconocerse pecador incapaz con su propio esfuerzo y perdido delante de Dios. Ha examinado el lector su condición frente a Dios? ¿Ha creído y recibido por la fe en Cristo como su sustituto que en el Calvario murió llevando sus pecados? No tenga un aflata seguridad por lo que hace, por donde nació, por lo que canta o piensa. Reciba a Cristo por la fe y será salvo. rc

 

Lectura Diaria:
Levitico 19:1-20:27 [leer]
/Salmos 120:1-123:4 [leer]
/Marcos 7:1-23 [leer]